Según reportes en las redes sociales, la carretera Panamericana, que une por el callejón andino el sur y norte del país, fue cerrada en varios tramos en las provincias de Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar y Azuay, así como en la amazónica de Morona Santiago y Zamora Chinchipe.
Mientras, Guayaquil y Quito, las dos principales ciudades del país, eran testigos de concentraciones y marchas, de la que participaron también ciudadanos convocados por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), principal impulsora del paro.
El gobernador de la provincia sureña Azuay, Leonardo Berrezueta, informó a través de su cuenta de Twitter que cinco policías resultaron heridos, uno de ellos en "situación crítica", en "el sector de Limones Vía Girón-Pasaje".
La Policía local reportó por el mismo medio que uno de sus agentes presentaba "herida abierta en el brazo por impacto de un objeto"; otro, la desviación del tabique nasal por el golpe de una piedra, y los demás, hematomas en diferentes partes de sus cuerpos.
En tanto, en El Chasqui, en la provincia andina Cotopaxi, en el centro del país, dos uniformados fueron agredidos "de manera brutal", según el ministro del Interior, José Serrano, quien llegó a la zona en helicóptero.
"No nos pidan que no nos indignemos", dijo Serrano por Twitter y pidió que "los violentos terminen su infamia".
Los organizadores de la huelga reclaman el archivo de algunas leyes impositivas, la restitución de los aportes estatales a las pensiones jubilatorias, que se desarme la recién creada Agencia de Regulación de los servicios a la salud y el retiro del proyecto de enmiendas a la Constitución que habilita la reelección indefinida.
Desde primera hora, el presidente Rafael Correa hizo un llamado a rechazar lo que llamó el "viejo país de palos, piedras y abusos", y desde su cuenta de Twitter le bajó el tono a la medida: "Total normalidad en principales ciudades", escribió.
"Le hacen daño al país, no al Gobierno. No podemos someternos a los abusos de una absoluta minoría. Todos a trabajar con más ahínco por la Patria nueva. A rechazar el viejo país de palos, piedras y abusos", añadió el gobernante.
A las movilizaciones de gremios e indígenas -que caminaron desde varias zonas del interior- se sumaron también las concentraciones de sectores oficialistas, que buscaron "proteger" la llamada Plaza Grande, frente en el caso histórico y frente al Palacio Carondelet, sede del Ejecutivo.
"No existe el paro, pero no se engañen; esta gente con su frustración tratará de generar incidentes como ya lo está haciendo y violencia. Así que debemos estar muy atentos", advirtió Correa.
Después, cuando inauguró el Primer Encuentro Latinoamericano Progresista de Juventudes, denunció que "esta minoría, con verdadera prepotencia, atenta contra los derechos a los demás".
"Estas cosas tienen que ser rechazadas no por la fuerza pública, por la ciudadanía. Nadie le ha hecho caso al paro y en su frustración quieren cerrarnos carreteras", enfatizó.
Alertó también a los jóvenes sobre la nueva estrategia de la derecha continental de "golpes blandos" en la región como parte de la "restauración conservadora" de sectores que perdieron poder y les instó a asumir el liderazgo en los procesos de cambio.
"No crean que es casualidad (protestas) contra gobiernos de izquierda y progresistas. Se trata de una estrategia continental para frenar los cambios", dijo.
Mientras desde la organización del paro se buscó destacar el resultado de las movilizaciones, la estatal agencia Andes señaló que "el transporte, el comercio, los servicios de salud y demás actividades se desarrollaban con normalidad en las principales ciudades del país" pese a la medida.
Fuente: Télam