Tal vez lo más grave de este asunto es que el sargento Bowe Bergdahl tiene varios casos de abandono de tareas en la zona donde estaba su patrulla en un lugar remoto de Afganistán, por lo que se sospecha que puede ser un desertor.
Los republicanos aseguran que el primer presidente negro de la Unión debió comunicar con 30 días de anticipación al Congreso la transferencia de un "terrorista" de la cárcel de detenidos de Guantánamo, Cuba.
Por esos vaivenes que tienen las noticias, Bergdahl pasó de ser un héroe a un supuesto desertor, y el caso empezó a provocar indignación en la sociedad estadounidense.
Los cinco talibanes intercambiados estuvieron detenidos en Guantánamo durante más de una década, luego de trabajar para el gobierno Taliban que amparó al grupo Al Qaeda, informó el diario The Christian Science Monitor que citó a tres fuentes calificadas.
Por eso las criticas crecen contra Obama, dado que se cree que estos talibanes liberados pueden retornar en igual capacidad de lucha a Afganistán para volver a "morder" la mano de Estados Unidos.
"Bergdahl era un desertor, y muchos soldados de su unidad murieron mientras intentaban encontrarlo" en Afganistán, dijo Nathan Bradley Bethea, quien sirvió en la misma unidad que Bergdahl, en una nota en el diario online The Daily Beast.
En el mismo sitio web, creado por Tina Brown, la ex secretaria de Estado Hilary Clinton y posible candidata presidencial respaldo la decisión de Obama en un acto en Colorado: "Este joven, cualquiera sean las circunstancias, es un ciudadano estadounidense que está sirviendo a nuestros militares".
Sus propios padres admitieron que hubo un "quiebre de moral" cuando Bergdahl conoció de mano propia lo que ocurría en Afganistán, país que fue invadido por Estados Unidos meses después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Muchos de sus ex compañeros coinciden en señalar que Bergdahl abandonó su puesto de avanzada en una zona montañosa del Este de Afganistán en 2009, dos meses después de recibir entrenamiento militar.
Los talibanes afganos, sin embargo, difundieron un video en el que se muestra el momento en que un soldado norteamericano es entregado al ejército invasor, y luego le advierten: "No vuelvas a Afganistán, porque si lo haces no te dejaremos con vida".
Ante la conmoción que el caso provocó en Estados Unidos, Obama justificó su decisión de intercambiar a cinco talibanes y dijo que otros presidentes norteamericanos habían liberado prisioneros cuando las guerras terminan por relajarse.
"Nosotros no dejamos detrás a nuestra gente", dijo Obama, al ser consultado durante los festejos del 70 aniversario del desembarco de Normandía.
Dos recientes encuestas difundidas por la prensa no favorecen al presidente estadounidense. Una de ellas, realizada por la cadena Fox News, señala que más de la mitad de los estadounidenses creen que Obama debilitó a Estados Unidos.
Según este informe, un 55% de los encuestados desaprueban el actual rumbo político del mandatario demócrata, señalando que bajo su dirección el país se hizo más débil, mientras que un 35% opina lo contrario.
Otra encuesta, realizada por la compañía GfK, dice que la popularidad de Obama cayó a su mínimo histórico debido a la crisis en Ucrania, donde Rusia se anexó la península de Crimea a mediados de marzo pasado.
GfK menciona que el número de norteamericanos que no aprueba la gestión del mandatario demócrata aumentó al 59%, el nivel más bajo desde la elección de Obama en 2008, ya que en diciembre pasado el porcentaje de desaprobación era del 54%.
Esta encuesta también mencionó que el 57% de los estadounidenses no aprueba la política de Obama en relación con Ucrania.
Lo cierto es que el caso de Bergdahl ha reflotado el papel que cumple actualmente Estados Unidos en Afganistán, país del cual piensa retirar sus tropas en 2016, después de una década de guerra contra la guerrilla fundamentalista talibán.
Sin tener en cuenta las críticas, Obama dijo recientemente que las fuerzas estadounidenses cumplieron bien su trabajo en Afganistán, cuyo logró más importante fue haber ultimado al jefe del grupo fundamentalista, Al Qaeda, quien vivía cerca de la capital de Pakistán, Islamabad, el primero de mayo de 2011.
Cuando en 2015 finalice la actual misión de 32.000 militares en Afganistán, Estados Unidos mantendrá unos 10.000 soldados para entrenar a las fuerzas armadas afganas en la lucha contra el terrorismo, concentrándose en Kabul y en la Base Aérea de Bagram. Después de esa fecha, sólo permanecerán 1.000 soldados estadounidenses en una oficina de seguridad en la capital afgana.
De algún modo, Obama quiere cumplir con sus promesas de campaña electoral en las que proponía un papel menos intervencionista de la Casa Blanca en el mundo.
Sin embargo, a veces la realidad parece darle la espalda al mandatario demócrata que lucha contra sus propias debilidades y el poder siempre presente de los halcones de Washington.
Fuente: Télam
