Los funcionarios del Servicio Médico Legal (SML) empezaron a echar la tierra de la sepultura en sacos blancos. Hasta las primeras horas de la noche habían cavado con palas unos 20 de los 65 centímetros de profundidad que cubren el ataúd del poeta y el de su esposa, Matilde Urrutia.
Las maniobras empezaron después que la sepultura fue cubierta por una tela blanca sostenida por barras de metal, lo que impidió que fueran observadas por la numerosa cantidad de periodistas que se apostaron durante varias horas en la playa de Isla Negra, a 130 kilómetros de Santiago.
La Fundación privada que administra el legado de Neruda prohibió el ingreso de la prensa.
Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, 12 días después del golpe militar de Augusto Pinochet y un día antes de que pudiera partir al exilio a México, invitado por el entonces presidente mexicano Luis Echeverría.
En medio de las dudas que rodean la muerte del poeta, un hecho es virtualmente seguro: si Neruda hubiese logrado exiliarse en México, se habría convertido en un opositor prominente a la naciente dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), dijo a The Associated Press quien fuera embajador mexicano en Chile en la década de 1970, Gonzalo Martínez.
Los restos reducidos de Neruda y Urrutia permanecen en su sepultura habilitada en una esquina de la mansión del poeta donde escribió algunas de sus poesías más bellas, mirando el océano Pacífico desde la cama de su dormitorio, dos de cuyas cuatro paredes eran ventanales gigantescos.
Ambos restos fueron trasladados a este balneario en 1992, desde sus respectivos nichos en el cementerio general de Santiago.
Después de más de una hora en que policías de investigaciones examinaron el lugar acompañados del Doctor Patricio Bustos, director del estatal Servicio Médico Legal (SML), y de algunos de los expertos que trabajarán en el caso, una media docena de obreros empezó a levantar una estructura de fierros que sostuvo la lona blanca sobre la tumba, donde desde 1992 yacen en ataúdes separados Neruda y su esposa, Matilde Urrutia, muerta en 1985.
Ambos fueron trasladados desde sus respectivos nichos en el cementerio general de Santiago.
Según explicó Bustos a la AP, la carpa no busca ocultar los trabajos del público ni de la prensa, sino evitar contaminaciones que puedan alterar los resultados de los diversos exámenes a que serán sometidos los restos de Neruda, que falleció a los 69 años.
Antes de sacar el ataúd de Neruda, los expertos tomarán muestras del terreno, de los minerales e incluso de fibras de sus ropas que pudieron adherirse a sus huesos. Los peritos trabajarán con trajes aislados.
Fuente | infobae.com