Las trombas de agua llegaron a superar a las del devastador huracán Katrina en 2005, que inundó la sureña ciudad estadounidense de Nueva Orleans, aseguró un portavoz militar.
En total 337.000 personas tuvieron que huir de sus hogares, de las cuales 60.000 fueron alojadas en refugios de emergencia.
En la capital filipina se vivieron escenas dramáticas porque el nivel del agua aumentó tan rápido que miles de personas se pusieron a salvo en el techo de sus viviendas o debieron subir a los árboles a esperar los equipos de rescate.
Las personas se aferraban unas a otras en las calles comerciales para protegerse del agua, que les llegaba a la altura de la cadera, o a postes, desesperadas, para no ser arrastradas por la corriente.
Un 80 por ciento de la ciudad quedó temporalmente sin suministro eléctrico después de que la tormenta tropical llegara el sábado al país.
El secretario de Defensa filipino, Gilbert Teodoro, aseguró que soldados y voluntarios rescataron al menos a 6.000 personas que habían pasado la noche, empapadas, sobre los tejados de sus casas sumergidas bajo el agua en Manila y las provincias aledañas.
Pese a ello, cientos de pobladores continuaban atrapados por las aguas, según demostró el creciente número de llamadas desesperadas a las emisoras de radio y de televisión.
Los equipos de rescate continuaban con las operaciones para salvar a las extenuadas personas. "No descansaremos hasta que hayamos ayudado a todos", dijo Teodoro.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, decretó el estado de emergencia, lo que le permitirá liberar dinero adicional para las medidas de rescate, y también visitó barrios afectados.
Una de las zonas más asoladas fue la provincia de Riza, al este de Manila. Sólo ahí se ahogaron 66 personas, de acuerdo con los datos aportados por el gobernador Casimiro Ynares.
En la ciudad de Tanay se hallaron 30 cadáveres, mientras la localidad de Cainta se encontraba completamente anegada. En Manila, de momento se recuperaron los cadáveres de 29 filipinos.
Muchas personas se vieron arrastradas por la fuerza del agua, después de que las lluvias torrenciales convirtieran pequeños ríos en fuertes trombas de agua.
"Necesitamos más barcas neumáticas, porque no podemos acceder a las carreteras inundadas con vehículos", dijo el gobernador Ynares.
El gobierno de Estados Unidos envió un helicóptero y más barcas neumáticas para ayudar en las tareas de rescate y varias agencias de Naciones Unidas también donaron fondos para las operaciones.
Otras 30 víctimas mortales fueron registradas en varias provincias. Muchos se ahogaron y otros murieron aplastados bajo el peso de árboles volcados o bajo los escombros de casas derruidas, electrocutados o sepultados a causa de corrimientos de tierra.
Dos soldados salvaron en Laguna la vida de 20 personas, antes de que fueran arrastradas por la corriente.
En total casi 300.000 personas se vieron afectadas, comunicó la autoridad a cargo de la protección en caso de catástrofes naturales, el NDCC y añadió que el ciclón se está alejando de Filipinas y se dirige hacia el mar del Sur de China.
Fuente/ 26noticias.com.ar