Al mismo tiempo, este estancamiento estuvo acompañado por una parálisis política total, que aleja cada vez la posibilidad de una salida pacífica para un conflicto que ya mató a 6.500 personas, dejó cerca de 16.000 heridos y desplazó de sus hogares a más de un millón.
El Ejército ucraniano responsabilizó hoy a las milicias separatistas que desde abril del año pasado controlan gran parte de las dos principales provincias del este del país, Donetsk y Lugansk, de los ataques contra los suburbios de la capital de la primera de estos bastiones.
El vocero militar de Presidencia, Alexandr Motuzianik, acusó a los rebeldes de violar más de 50 veces en un día la supuesta tregua que rige desde febrero pasado.
Por su parte, el jefe de las milicias separatistas en Donetsk, Eduard Basurin, rechazó la denuncia de Kiev y sostuvo que fue el Ejército el que abrió fuego contra esa ciudad al menos 44 veces.
"El fuego de artillería de Kiev contra Donetsk alcanzó las viviendas. Los equipos de emergencia ya salieron hacia las zonas donde se registran los incendios", detalló Basurín, citado por la cadena de noticias Telesur.
Según el líder rebelde, es "ridículo" que los acusen a ellos de atacar las zonas que ellos mismos controlan.
Basurin además informó a la prensa que las milicias que dirige comenzaron hoy a replegar de manera unilateral su armamento liviano de la llamada línea de separación, uno de los puntos establecidos en el llamado plan de paz que ambos bandos firmaron en febrero pasado junto a la tregua.
La OSCE, la única organización que tiene observadores en el terreno, aún no confirmó el anuncio, sin embargo, el jefe militar ucraniano, el general Andrei Taran, le restó importancia y dijo que los rebeldes buscan "engañar".
Fuente: Télam