En Libia coexisten dos gobiernos: El Parlamento internacionalmente reconocido de Tobruk y el gobierno islamista instalado en la capital, Trípoli.
Ambos gobiernos se niegan a aceptar una administración de unidad nacional acordado tras unas prolongadas negociaciones con intermediación de la ONU y del enviado especial del organismo internacional, el español Bernardino León.
Por su parte, la Unión Europea (UE) advirtió que sopesa imponer sanciones a Libia después de que este lunes el gobierno internacionalmente reconocido en Tobruk rechazara formar un gobierno de unidad tal como lo planteaba Naciones Unidas en el marco de las negociaciones de paz.
"Si las partes en conflicto obstaculizan adrede un acuerdo, estamos dispuestos a aprobar sanciones en la UE", señaló una portavoz de la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, según reportó la agencia de noticias DPA.
Las negociaciones y el diálogo son la única vía posible para que Libia deje atrás la crisis, añadió Mogherini.
En tanto, cuatro años después del asesinato de Kaddafi, las milicias continúan disputándose el poder en el país.
Kaddafi, quien dirigió Libia tras haber tomado el poder en 1969 mediante un golpe de Estado que abolió el régimen monárquico apoyado por Occidente, fue linchado el 20 de octubre de 2011, después de ocho meses de conflicto desencadenado por una revuelta alentada por los enemigos de Kaddafi.
Desde la caída en 2011 del régimen de Kaddafi, propiciada por una operación militar en la que participaron Francia, Estados Unidos y Reino Unido, Libia se encuentra sumida en el caos.
El país, de estructura esencialmente tribal, ha quedado a merced de milicias armadas formadas por antiguos rebeldes, con combates en varias regiones y dos gobiernos se disputan el poder pese a los esfuerzos de la ONU por instaurar un gobierno de unión nacional.
Desde 2014, la capital, Trípoli, está en manos de las milicias, algunas de ellas islamistas, que establecieron una autoridad paralela a la reconocida por la comunidad internacional que se vio obligada a huir hacia Tobruk, en el este del país.
Favorecida por ese vacío político y el estado de inseguridad permanente, este año el grupo yihadista Estado Islámico (EI) echó raíces en el país.
Fuente: Télam