Entre tanto, la Cámara Alta egipcia (Shura) tiene pendiente para su discusión una propuesta del gobierno para otorgar competencias policiales al Ejército, en virtud de las cuales los soldados podrían arrestar a civiles, según medios estatales, informó DPA.
Finalmente, el opositor Frente de Salvación Nacional (FSN) rechazó públicamente la oferta de diálogo ofrecida a las fuerzas políticas por el presidente, el islamista Mohamed Mursi.
El punto neurálgico de las manifestaciones es el céntrico puente cairota de Qasr el Nil, uno de los accesos a la emblemática plaza Tajrir donde, dos años atrás, se inició la revolución egipcia y escenario habitual de las protestas contra el nuevo gobierno islamista y en el pasado contra el del depuesto Hosni Mubarak.
En la zona conocida como Cornisa del Nilo, cerca del hotel Semíramis, las fuerzas de seguridad lanzaban contra la protesta fuertes salvas de granadas de gas, algunas de las cuales eran arrojadas al río Nilo por los participantes.
Videos presentados en la página web del diario oficioso Al Ahram presentaban testimonios de manifestantes que mostraban cartuchos de granadas de gas lacrimógeno y de perdigones, contra los cuales, decían, "solo tenemos piedras".
En ciertos momentos fue necesario suspender el servicio de subtes debido a que los gases habían ingresado en la estación Sadat, bajo la plaza Tajrir, según la agencia oficial MENA citada por Al Ahram.
El borrador de ley enviado a la Shura, dominada por islamistas, prevé que las autoridades puedan pedir al Ejército que preste ayuda a la policía para restaurar el orden hasta las próximas elecciones legislativas, que se celebrarán en los próximos meses.
Mursi decretó el domingo el estado de excepción en tres ciudades del país, tras las protestas y fatales enfrentamientos de los últimos días.
La oposición egipcia, integrada por partidos políticos y grupos revolucionarios, convocó por su parte a una marcha "pacífica" al parlamento en repudio a la violencia.
Previo a ello, los opositores organizaron una oración colectiva por "los mártires" en el puente de Qasr al Nil, uno de los accesos a la céntrica plaza Tajrir, donde se produjeron la mayor cantidad de víctimas.
"Cualquier diálogo no es más que una pérdida de tiempo mientras el presidente no asuma la responsabilidad por el reciente derramamiento de sangre y no prometa formar un gobierno de salvación nacional y un gremio encargado de enmendar la Constitución", dijo el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei.
Por su parte, el político de izquierda Hamdien Sabahi exhortó a los islamistas a poner fin a la violencia y respetar la voluntad de la población. Para aceptar un diálogo nacional, puso como condiciones la presentación de soluciones políticas y no medidas de seguridad estrictas.
Desde el pasado viernes, cuando se conmemoró el segundo aniversario de la revolución que derrocó al presidente Hosni Mubarak, se desató la violencia, con un saldo de 47 muertos y centenares de heridos en todo el país.
Anoche hubo manifestaciones en Suez, Ismailiya y Port Said, en el este del país, contra la decisión del presidente Mursi de imponer el toque de queda y el estado de emergencia en esa zona del país.
Fuente: Télam