Su predecesor, el conservador Nicolas Sarkozy, había prometido en su campaña deportar a 40.000 extranjeros por año si era reelecto.
Libération sostiene que en los primeros meses del 2012 muchos jueces se pronunciaron a favor de expulsiones inmediatas anticipando la decisión de la Corte de Casación de julio, que estipuló que el hecho de no poseer documentos o permiso de residencia vale para considerar al extranjero como un delincuente.
Para graficar el incremento récord de deportaciones, a modo de comparación, el diario recordó que en 2001 se realizaron 9.000 expulsiones, 24.000 en 2006 y 28.000 en 2010.
Hace una semana, la Liga de Derechos Humanos (LDH) francesa le escribió una carta al ministro Valls solicitando cambiar su política migratoria.
"Nosotros esperamos otra cosa de su gobierno", expresó el titular de LDH Pierre Tartakowsky, quien le reprochó a Valls sus "avances demasiado tímidos".
Valls, el político socialista preferido por los electores conservadores en todas las encuestas, excluyó a fines de noviembre cualquier modo de regularización masiva, como lo había prometido en su campaña Hollande, y sostuvo que continuará con las 30.00 regularizaciones anuales como sus predecesores.
"¿Qué son 36.822 expulsiones cuando cada año entran 200.000 inmigrantes legales en Francia, cuando una buena parte de esos expulsados regresan rápido por la inexistencia de fronteras en la Unión Europea y cuando los clandestinos llegan cada vez en mayor número a El Dorado francés?, se preguntó hoy en un comunicado el secretario del ultraderechista Frente Nacional, Steve Briois.
Fuente: Télam