Habló acerca de los distintos bloques existentes en América Latina - "no es igual el ALBA (Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestra América) que la Alianza del Pacífico" - y agregó que España trata de mantener en la medida de lo posible una "relación pragmática y desideologizada".
Repitió las palabras que ya dijo en la reciente Cumbre Iberoamericana de Veracruz (México): "Lo que las cumbres no van a ser es Pentecostés, que se aparezca el espíritu santo y las diferencias desaparezcan, yo me haga bolivariano o Maduro se haga demócrata cristiano".
Sin embargo, el canciller español tildó ayer en Bruselas de "absoluta y claramente inaceptables" las declaraciones de Maduro, en las que acusaba a Aznar de ser responsable de la muerte de millones de iraquíes junto a George W. Bush.
El Gobierno español expresó el día 13 su "enorme malestar" al Gobierno de Venezuela por tales afirmaciones a través del secretario de Estado para la Cooperación e Iberoamérica, Jesús Gracia.
El Canciller afirmó que España no está teniendo ni "un sólo exceso verbal imputable" en la tensión diplomática con el presidente Nicolás Maduro
Gracia convocó al encargado de negocios de Venezuela en Madrid, Julio García Jarpa, a un encuentro en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Pero el conflicto viene de antes, cuando el embajador de Venezuela en España fue llamado a consultas el pasado octubre después de que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, recibiera a la esposa del opositor venezolano Leopoldo López, encarcelado en su país desde febrero.
Por otra parte, el ministro español de Defensa, Pedro Morenés, calificó hoy de "profundamente desafortunadas" las últimas declaraciones del presidente Maduro sobre Aznar.
En declaraciones a la cadena de radio Onda Cero, Morenés afirmó que las consideraciones hechas por Maduro son muy "desafortunadas" porque el "respeto internacional es la base de cualquier tipo de sociedad civilizada".
Maduro llamó ayer "asesino" a Aznar, señaló que el ex presidente español tiene las manos "manchadas de sangre" y lo acusó de la muerte de más de un millón de iraquíes, por su respaldo a la invasión de Estados Unidos en el 2003.
"No me retracto de mis declaraciones, ni un punto, ni una coma", sentenció Maduro, al final de la marcha antiimperialista, en la que miles de chavistas repudiaron las sanciones que el Congreso de Estados Unidos votó contra funcionarios y militares venezolanos.
Fuente: Télam