Da Silva es doctor en derecho político, miembro del Consulta Popular -ONG vinculada a organizaciones sociales y al Movimiento sin Tierra- y habitual analista de Brasil para medios internacionales.
Pese a la dimensión de las denuncias, el sociólogo consideró que "es demasiado pronto para decir que el caso Petrobras será el peor obstáculo de la gestión de Rousseff, debido a que aún son pocos días del segundo mandato", que comenzó el 1 de enero.
No obstante, señaló que "la articulación de los sectores conservadores sigue siendo fuerte, con el potencial para actuar de manera más coordinada después de la reciente elección del Presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)", y en esa línea la presidenta deberá enfrentar decisiones y retos.
El caso de corrupción que envuelve a la estatal refiere al pago de sobornos multimillonarios, durante la última década, a políticos y ejecutivos con fondos de la petrolera y de empresas que tenían contratos con la misma. En el curso de la investigación fueron detenidos tres ex directores de la firma.
"Los desafíos y retos para esta gestión de Rousseff son inmensos", reconoció da Silva y criticó que el gobierno señalizó esta primera etapa "con políticas que contradicen las propuestas de campaña de Rousseff, con aspiraciones populares", como el ajuste de gastos anunciado la semana pasada.
"Las medidas actuales con el nombramiento de un neoliberal al Tesoro, (el nuevo ministro de Economía, Joaquim Levy), tienden a favorecer el capital financiero", agregó, y en esa línea, indicó que "la austeridad fiscal, en realidad, sacrifica la economía en su producción y sólo hace que la economía brasileña siga manteniendo un papel de servidumbre financiera".
Rousseff, además de reducir el apoyo gubernamental en los sectores populares, "sigue siendo atacada por el sector político conservador a través de episodios políticos en relación con Petrobras", opinó.
En relación a los últimos cambios en la cúpula de la petrolera luego de que renunciaran cinco directivos y su presidenta Maria Gracia Foster, el analista señaló que tanto el mercado financiero como los medios de comunicación en Brasil "tomaron la retórica de que que hacía falta un directivo 'pro mercado' para mejorar la imagen y la gestión de la empresa".
"No hay duda de que la dirección de Petrobras, después de estos episodios se debía reformular. Sin embargo, hasta ahora los medios no han oído lo que los empleados de la compañía piensan", señaló el tambień especialista en Sociología Política de la brasileña Universidad de Paraná.
Y en esa línea, explicó que "la producción está en pleno rendimiento, independientemente de los problemas que se produjeron con los directores de la empresa".
Aldemir Bendine fue designado días atrás como nuevo presidente tras una reunión del Consejo de Administración de Petrobras celebrada en San Pablo.
La designación fue anunciada después de la renuncia presentada dos días antes por Foster, cercana a Rousseff que estaba al frente de la compañía desde hacía casi tres años después de haber asumido el cargo en 2012 y convertirse en la primera mujer del mundo en comandar una gran petrolera.
Su renuncia estuvo enmarcada por el escándalo de millonarios desvíos en la empresa que vinculó a varios ex dirigentes que compartieron con ella el mando de la empresa, y con algunos que aún continúan y la noticia tomó peso nacional e internacional debido a que el Estado brasileño es accionista mayoritario en Petrobras, empresa que tiene acciones negociadas en las bolsas de San Pablo, Nueva York, Madrid y Buenos Aires. Tras los cambios, la bolsa de San Pablo reaccionó de forma negativa y las acciones de Petrobras se hundieron.
"En este debate, es necesario tener en cuenta una cuestión fundamental y de fondo: la respuesta de si sería mejor un presidente de la petrolera 'pro mercado' o no, es el equivalente a responder si las reservas de petróleo de Brasil debe servir al mercado o al pueblo brasileño. Este ataque a Petrobras aumenta en los sectores 'pro mercado' sobre todo porque están observando las importantes reservas del pre-sal existentes", señaló da Silva.
Por último, consideró que todavía hay esperanza de que la unidad de las fuerzas progresistas de la sociedad no estén a la defensiva y se hagan cargo de la necesaria reforma política, prometida en campaña, "para que se de a través de una Constituyente exclusiva y soberana del sistema político".
"Cualquier propuesta de reforma política de este actual Congreso representará un paso atrás en el avance de los derechos. Para un verdadero cambio en las reglas del juego político, sólo una Constituyente puede crear un horizonte de cambio real", sintetizó.
Fuente: Télam