Además de los familiares directos y amigos de Suárez, quien falleció hace ocho días, asistieron al funeral numerosas autoridades del país, así como los ex presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar y Felipe González.
Entre los representantes extranjeros destacaron el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el primer ministro marroquí, Abdelilah Benkirán, el viceprimer ministro del Reino Unido, Nick Clegg, y el de Portugal, Paulo Portas.
Por su parte, Argentina estuvo representada por el vicepresidente Amado Boudou, y el embajador Carlos Bettini.
Con este funeral de Estado, España dio su último adiós a Adolfo Suarez, el primer presidente posfranquista y líder de la transición hacia la democracia, quien murió el pasado 23 de marzo, a los 81 años, como consecuencia del Alzheimer que padecía hace más de diez años.
"La concordia fue posible con Suárez. ¿Por qué no lo va a ser ahora y siempre para los españoles, sus familias y sus comunidades históricas?"Rouco Varela, arzobispo
"La concordia fue posible con Suárez. ¿Por qué no lo va a ser ahora y siempre para los españoles, sus familias y sus comunidades históricas?", afirmó durante la homilía el arzobispo Rouco Varela.
"Buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que, con sus jóvenes, quería superar para siempre la guerra civil: los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar", añadió.
Este paralelismo entre el pasado y el presente que hizo el religioso ultraconservador no pasó desapercibido en un contexto de creciente malestar social por la crisis económica y en plena tensión con Cataluña, por su aspiración de independencia.
"Adolfo Suárez sirvió a los españoles con una rectitud y fortaleza ejemplares en uno de los momentos más delicados del país", recordó Rouco Varela, en referencia al líder que será recordado por ser quien dirigió el proceso de la transición.
Suárez fue sepultado el 25 de marzo en la catedral de Ávila, de donde es oriundo, tras ser homenajeado por unos 30.000 ciudadanos que pasaron por la capilla ardiente instalada en el Congreso de los Diputados español.
Todas las autoridades y fuerzas políticas de España -salvo los independentistas vascos y catalanes- se hicieron presentes en la despedida del que fuera presidente de España entre 1976 y 1981.
Suárez había ocupado varios cargos durante el régimen dictatorial de Francisco Franco y fue elegido por el rey Juan Carlos -heredero del dictador- para presidir el gobierno que convocaría las primeras elecciones democráticas en casi 50 años, que él mismo ganó, y de las que saldría la actual Constitución española.
Legalizó los sindicatos y el Partido Comunista e intentó forjar acuerdos entre posiciones ideológicamente contrapuestas, pero tras soportar múltiples presiones terminó renunciando en 1981 insinuando y anticipando el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, que finalmente fracasó.
Más de 30 años después, su figura es reconocida y alabada por casi todos, incluso aquellos que lo traicionaron y por momentos lo dejaron solo.
Muchos aseguran que uno de ellos fue el propio rey Juan Carlos, una versión que se vio reforzada a raíz de un libro que aún no se publicó y en el que se acusa al rey de estar detrás de aquel golpe.
"La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el rey prefiere no recordar", de la periodista Pilar Urbano, sostiene, utilizando al propio Suárez como fuente, que el monarca no sólo estaba al tanto del golpe, sino que fue "el alma" del 23-F, según adelantó el diario El Mundo el domingo con una entrevista a la autora.
Fuente: Télam