Los gobiernos de la zona buscan estar preparados en caso de que la ficción se vuelva realidad. De esta forma planean salvar una mayor cantidad de vidas, pudiendo reaccionar de manera veloz y eficaz.
Los habitantes de los países involucrados no participarán del simulacro sino que solamente lo harán los servicios de emergencia y rescate preparados para actuar en esas situaciones. Además serán parte de la prueba los centros de alerta, de meteorología y los guardacostas.
De esta manera permitirán evaluar el sistema de información. Las alertas provendrán de la costa oeste de Alaska y la circulación de los datos deberá ser lo más rápida posible para comenzar las tareas correspondientes.
Los registros que se conservan a partir de la llegada europea a las costas americanas indican que el Caribe ha sufrido unos 75 tsunamis desde entonces. Desde mediados del siglo XIX, éstos fenómenos le han costado la vida a más de 3.500 personas. (Infobae)