La noticia de la destrucción del templo de Baal Shamin, el segundo más importante de Palmira, generó temores por el resto de los tesoros de la zona antigua de la ciudad del siglo I d.C, considerada Patrimonio de la Humanidad por el organismo de la ONU para la cultura (Unesco), y en manos del EI desde mayo pasado.
La voladura del templo, además, se conoce días después de que el EI decapitara en Palmira al ex responsable de las antigüedades de la ciudad, el famoso arqueólogo Jaled al Asaad, de 82 años, un asesinato que desató condenas internacionales.
"Esta destrucción es un nuevo crimen de guerra y una pérdida inmensa para el pueblo sirio y para la humanidad", dijo Irina Bokova, directora general de la Unesco, en un comunicado emitido desde la sede del organismo, en París.
"La destrucción sistemática de símbolos que encarnan la diversidad cultural de Siria revela la verdadera intención de tales ataques, que privan a la población siria de su saber, su identidad y su historia", agregó Bokova, citada por la agencia de noticias EFE.
Palmira es considerada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) una reliquia única del siglo I d.C y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano, por las columnas de su famosa calle principal y el templo de Baal.
El director general de Antigüedades y Museos sirio, Maamun Abdelkarim, confirmó hoy la información sobre la destrucción del templo de Palmira, que fue dada ayer primero por la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que documenta la guerra en Siria.
Abdelkarim dijo que el EI puso "una gran cantidad de explosivos" en torno al templo de Baal Shamin y luego lo dinamitó.
El funcionario dijo que la destrucción ocurrió ayer. El Observatorio Sirio, sin embargo, afirmó que fue hace un mes, y aunque no quedó claro el por qué de la discrepancia, la información sobre la caótica guerra en Siria suele ser confusa.
El EI tomó Palmira, ubicada en el centro de Siria, el 21 de mayo pasado, y desencadenó temores inmediatos respecto de su herencia cultural de valor incalculable.
El grupo extremista, que ha impuesto una violenta interpretación de la ley islámica en su autoproclamado califato en Siria e Irak, afirma que las antigüedades promueven la idolatría.
Conocida como la "Perla del Desierto", Palmira es una ciudad y oasis ubicada a unos 200 kilómetros al noreste de Damasco, y en la antigüedad era uno de los puntos donde se detenían las caravanas que hacían la Ruta de la Seda o que iban del Golfo Pérsico al mar Mediterráneo.
El templo de Baal Shamin fue construido en el siglo I, así que es más o menos contemporáneo con el principal santuario de la ciudad, el templo de Baal, el dios semítico adorado en la región antes de la llegada del cristianismo, el siglo II.
El EI, según Bokova, "mata a personas y destruye enclaves, pero no podrá amordazar la historia ni conseguirá borrar esa gran cultura de la memoria mundial".
"Pese a los obstáculos del fanatismo, prevalecerá la creatividad humana. Los edificios y enclaves serán rehabilitados y algunos de ellos reconstruidos", concluyó la titular de la UNESCO, quien hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que dé muestras de unidad "ante la continuación de esa limpieza cultural".
La zona antigua de Palmira es uno de los seis sitios sirios inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, junto a los cascos viejos de Alepo, Damasco y Bosra; el Crac de los Caballeros y las aldeas antiguas del norte del país.
Desde febrero último, los radicales del EI han destruido en las zonas que dominan en Irak varios sitios arqueológicos, como las ruinas asirias de Nimrud, del siglo XIII a. C., y de Hatra, también en este caso Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco.
Fuente: Télam