El ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, anunció minutos antes que su país abandonó la postura crítica que tenía y dio luz verde al acuerdo.
La Alianza Atlántica, que días atrás resolvió enviar a las costas libias una misión para garantizar el cumplimiento del embargo impuesto por la ONU, terminó así con una semana de reuniones sin consensos sobre el alcance que tendría su participación en el conflicto.
Rasmussen precisó que el mandato de la OTAN acaba por ahora ahí: "Desde luego, podemos actuar en defensa propia, pero lo que vamos a hacer es implementar la zona de bloqueo aéreo", afirmó, descartando acciones ofensivas.
Por lo tanto, la coalición seguirá siendo responsable de los ataques sobre objetivos terrestres, aunque el secretario general afirmó que los aliados todavía "examinan si la OTAN debe tomar una responsabilidad mayor".
Además de Turquía, que este jueves aceptó enviar naves al Mediterráneo, el gobierno francés era otro de los que ponían reparos a la participación de la OTAN, al argumentar que su imagen no era buena en el mundo árabe. París exigía, además, que en caso de intervenir, las decisiones políticas debían permanecer en la órbita de Europa.
El anuncio, en todo caso, será recibido como un alivio en otros países, como los Estados Unidos, que en los últimos días había reiterado su voluntad de entregar el mando de la operación para adoptar un papel más secundario.
La coalición internacional logró imponer sin inconvenientes la zona de exclusión aérea que encomendó el Consejo de Seguridad de la ONU. (Infobae)