"Nosotros dijimos que para el cese de la violencia se requiere un nuevo gobierno", subrayó Al Safi.
El delegado opositor concluyó que la negociación está "en un callejón sin salida" y pidió a Rusia, aliada del gobierno sirio, que persuada al gobierno de Bashar al Assad para que se avenga a discutir una solución política a la crisis.
Esta diferencia sobre el orden que debe seguir la agenda del cónclave -el gobierno prioriza el tema de la violencia terrorista, mientras la oposición hace foco en la conformación de un gobierno de transición- minó hasta ahora cualquier posibilidad de avance.
Pese a ello, Brahimi comunicó su propuesta de realizar una tercera ronda a las partes, tras semanas de negociaciones que no dejaron avances de peso, excepto una tregua humanitaria en Homs, ciudad cercana a Líbano, que permitió evacuar a 1400 civiles.
La oposición reaccionó con escepticismo a este nuevo intento de Brahimi. Safi advirtió en la rueda de prensa que serán necesarios "muchos progresos" para que se celebre esa tercera ronda.
"De momento no se ha conseguido ningún resultado", señaló.
"Continuar de esta manera implica que las negociaciones no avanzarán hacia una solución política al conflicto", dijo.
Luego admitió que existe "una pequeña posibilidad de que se produzca un breve encuentro mañana", aunque no aclaró si las dos delegaciones estarán juntas o se reunirán por separado con Brahimi.
No obstante, aseguró que la oposición "no planteará condiciones" para sentarse a la mesa de una eventual tercera ronda.
El vicecanciller de Siria, Faisal Makdad, en tanto, lamentó también que esta segunda ronda no haya significado un progreso en su objetivo y dijo que de la contraparte sólo escucharon "insultos y apoyo al terrorismo".
El representante del gobierno se quejó, además, de que la delegación opositora acudió a Ginebra con "una agenda diferente, que no es realista y que sólo tiene un punto, que ha sacado de forma selectiva del ´Comunicado de Ginebra´, la creación de un gobierno de transición".
Makdad se refería al documento que sirve de base a las conversaciones en Ginebra y que fue adoptado en junio de 2012 en una primera conferencia sobre Siria en la que sólo participaron las grandes potencias.
También reclamó a los opositores porque "no han reconocido que haya terrorismo en Siria, ni que haya coches bomba, ni que el Estado Islámico de Irak y del Levante y el Frente al Nusra estén allí".
Insistió en la voluntad de la delegación gubernamental de "discutir todos los asuntos".
"Subrayamos que estamos dispuestos a conversar sobre la cuestión de un gobierno interino, una vez que hayamos logrado un acuerdo sobre la lucha antiterrorista", destacó.
Las actuales conversaciones de Ginebra fueron impulsadas por Rusia y Estados Unidos. Al contrario de Moscú, Washington defiende los argumentos de los opositores, que esta semana propusieron la formación de un gobierno de transición cuya primera tarea sería la lucha contra el terrorismo.
Rusia propuso que se amplíe el círculo de participantes en las conversaciones, incluyendo a sectores de la oposición que hasta ahora se han negado a integrar las negociaciones.
"La primera tarea que tenemos por delante es dar un carácter representativo a este diálogo", afirmó Serguei Lavrov ante la prensa en Moscú al término de una reunión con su homólogo de Alemania, Frank-Walter Steinmeier.
Entretanto, el ministro de Defensa del gobierno de transición opositor en el exilio, Assad Mustafa, anunció su dimisión ante la escasez de armas en manos de los rebeldes. "Se nos priva de los medios legítimos para la defensa propia", se quejó.
Fuente: Télam
