Según la agencia de noticias Europa Press, al menos 24 personas murieron en el asalto y el tiroteo, incluidos los seis atacantes.
Ningún grupo se adjudicó la autoría del atentado, sin embargo, en el último año los ataques contra símbolos del Estado nacional y las comunidades chiitas crecieron exponencialmente.
Los ataques sectarios, especialmente de sunnitas contra chiitas escalaron en 2013, sobre todo después de la retirada de las tropas estadounidenses hace un año y medio, y el fortalecimiento del gobierno del primer ministro, el líder chiita Nuri al Maliki.
Muchos sunnitas que pertenecían a la elite de poder durante el gobierno del derrocado y asesinado Saddam Hussein, se sienten ahora perjudicados por la actual gestión del primer ministro.
Según las estimaciones de las Naciones Unidas, el año pasado los muertos por atentados, ataques, tiroteos y combates rondaron los 6.500.
La violencia sectaria escaló hacia finales del año pasado cuando la milicia islamista vinculada a Al Qaeda, el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), tomó control de gran parte de las dos principales ciudades del oeste del país, Fallujah y Ramadi.
Desde entonces, las fuerzas de seguridad iraquíes y algunas milicias tribales sunnitas locales lanzan una masiva ofensiva militar para recuperar el control de las estratégicas ciudades, ubicadas en la provincia occidental de Al Anbar.
La televisión semioficial Al Iraqiya informó este jueves que 24 miembros de la milicia EIIL murieron en combates en la provincia de Al Anbar con soldados del Ejército que intentan recuperar el control de la ruta que une Bagdad con la frontera con Jordania y Siria.
Esa frontera entre Irak, Jordania y Siria se volvió una zona estratégica para los refugiados sirios y las milicias insurgentes que pelean ese país árabe contra el gobierno de Bashar Al Assad. Uno de esos grupos armados es el islamista EIIL.
Desde la avanzada de los combatientes islamistas sobre Fallujah y Ramadi y especialmente a partir de la posterior ofensiva de las fuerzas oficiales, alrededor de 140.000 iraquíes tuvieron que abandonar sus casas y huir, según denunció recientemente la ONU, que lo calificó como el mayor flujo de desplazados en cinco años.
Fuente: Télam