Fuentes de la ciudad cercana a la frontera con Argelia y la radio France Info indicaron que al menos un avión francés había aterrizado en el aeropuerto de Kidal y que soldados de esa nacionalidad estaban controlando el campo de aviación.
Dos días antes, las fuerzas malienses y francesas habían liberado la histórica Tombuctú, y antes, Gao. Las tres ciudades habían sido tomadas por los islamistas vinculados con la red Al Qaeda en su ofensiva de hace casi un año.
La ciudad de Kidal, a unos 1.200 kilómetros al noreste en de la capital de Mali, Bamako, era un bastión del grupo islamista Ansar Dine (Defensores del Islam), liderado por el ex combatiente por la independencia tuareg Iyad ag Ghali.
Ninguna de las fuentes consultadas pudieron confirmar si sus hombres siguen en Kidal y si había alguna resistencia a la ofensiva militar francesa.
Pero un grupo escindido de Ansar Dine, el Movimiento Islámico de Azawad (MIA), afirmó hace poco que controlaba Kidal junto con los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA).
Este grupo declaró el 24 de enero que rechazaba toda forma de terrorismo y abogaba por una "solución pacífica" de la crisis en el norte de Malí.
Según una fuente de la seguridad maliense, los principales jefes de los grupos islamistas se han refugiado en las montañas, cerca de la frontera con Argelia, ante el avance de las tropas de Francia sobre el territorio de su ex colonia.
Cientos de personas han huido de Kidal hacia las aldeas más al norte, cerca de Argelia, según el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, que afirma que el acceso a los alimentos y artículos de primera necesidad se ha visto seriamente afectado por el conflicto y el cierre de la frontera.
Existe un creciente temor de que la reconquista del norte desemboque en actos de venganza contra los islamistas que cometieron numerosos crímenes en nombre de la aplicación rigurosa de la ley islámica (sharia).
En las ciudades bajo su control, los islamistas propiciaron numerosas amputaciones, ejecuciones y lapidaciones. Además los islamistas destruyeron mausoleos de santos musulmanes.
El mismo temor sienten las comunidades tuareg y árabes, muy presentes en los grupos armados, lo que llevó a la Corte Penal Internacional a lanzar una advertencia al gobierno de Mali.
En Tombuctú, cientos de personas, visiblemente muy pobres, saquearon comercios que, según ellos, pertenecen a "árabes, argelinos y mauritanos" acusados de haber apoyado a los insurgentes islamistas.
La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) solicitó el lunes a las autoridades "proteger de las represalias a todos los malienses".
Mientras tanto, en Adís Abeba los países participantes en la conferencia sobre Mali se comprometieron a aportar 455,53 millones de dólares para financiar la fuerza militar africana, que está respaldando a los franceses, y la ayuda humanitaria.
"La situación exige una respuesta internacional rápida y eficaz pues existe un riesgo para Malí, la región, el continente y más allá", dijo Nkosazana Dlamini Zuma, presidenta de la comisión de la Unión Africana.
También en Adís Abeba, el jefe de Estado interino de Malí, Dioncounda Traoré, dijo ante los participantes en la conferencia estar decidido a "organizar cuanto antes, en cualquier caso antes del 31 de julio de 2013, elecciones limpias, es decir transparentes y creíbles".
La organización de elecciones y la liberación de las regiones ocupadas forman parte de las prerrogativas de las autoridades de transición establecidas después del golpe de Estado militar del 22 de marzo en Mali.
Este golpe de Estado contra el presidente de entonces, Amadu Tumani Turé, precipitó la caída del norte del país en manos de grupos tuaregs e islamistas.
Fuente: Télam