Además del masivo operativo de seguridad, unos 27.000 observadores electorales nacionales e internacionales y 65.000 fiscales de los candidatos y partidos están desplegados en todo el país para garantizar la legalidad de la jornada.
Según la Ley Electoral, la IES dispone de tres días para anunciar los resultados preliminares aunque la institución adelantó hoy que intentará publicarlos en dos días, informó la agencia de noticias EFE.
En caso de que ninguno de los 22 candidatos que compiten alcance la mayorí­a absoluta, los dos más votados se enfrentarán en un balotaje el próximo 28 de diciembre.
Esta la primera que se realiza una elección presidencial de forma libre y democrática desde la caída de Ben Ali, el 14 de enero de 2011, tras más de 23 años en el poder.
Diez días antes del derrocamiento de Ben Ali mediante una revuelta popular, murió el joven Mohamed Bouazizi, que el 17 de diciembre se prendió fuego frente a una dependencia municipal de la ciudad de Sidi Bouzid para protestar por los abusos de la policía, que había desmantelado el puesto de fruta, su único sustento.
Ese día comenzaron las protestas en las calles de esta ciudad del norte de Túnez, manifestaciones que se extendieron rápidamente a otras ciudades del país norafricano.
En enero de 2011, el efecto en la región alcanzó a Argelia, Bahréin, Yemen, Jordania y Egipto, y la denominada Primavera Árabe terminó con gobiernos autoritarios como el del egipcio Hosni Mubarak.
Tres años después de este torbellino político que superó fronteras y conmovió al mundo entero, los tunecinos finalmente celebrarán sus primeras elecciones presidenciales libres.
El candidato presidencial favorito es Beyi Caid Essebsi, de 88 años, un experimentado político que conoce los mecanismos de los ministerios de Interior, Defensa y Asuntos Exteriores, pues los dirigió en un momento u otro en la época de Habib Burguiba (1957-87) e incluso en la de Ben Ali­ (1987-2011).
Essebsi, que dirigió la primera fase de la transición y organizó las elecciones legislativas de 2011, ganadas por el partido islamista Ennahda, fundó la formación política Nidaa Tunis en 2012 con el objetivo de crear una alternativa laica al islam político en el paí­s.
La coalición gubernamental entre Ennahda y dos partidos laicos -Congreso Para la República y Takatol- no evitó que el país cayera en una crisis política y de seguridad caracterizada por el auge de islam radical, los atentados con sello yihadista y los asesinatos de políticos y militares.
A esto se sumó la mala gestión económica de la coalición gubernamental, que no pudo frenar la crisis económica heredada de la época de Ben Ali, que alcanzó niveles históricos con el alza de los precios al consumo y el descenso de las inversiones en la industria, aumentando la desocupación.
El descontento entre las clases medias y los más pobres dio como resultado el progresivo avance de la fuerza laica Nidaa Tunis, que con poco más de dos años de vida, obtuvo una contundente victoria en las recientes elecciones legislativas, tanto que su líder se perfila ya como futuro presidente.
En cambio, Ennahda, que quedó segundo en los comicios legislativos, no presentó candidato presidencial tras no lograr consensuar un nombre con otras las fuerzas políticas.
Fuente: Télam