El mandatario pasó al final más tiempo de lo esperado en el Golfo de México. Tras despachar en Nueva Orleans con el gobernador Bobby Jindal, decidió descender con toda su comitiva hasta la punta sur del delta del Mississippi. En sus dos horas de viaje pudo comprobar los efectos aún visibles del huracán Katrina y la presencia ubicua de las refinerías de petróleo.
El mal tiempo dificultó extremadamente las operaciones de los equipos de ’respuesta’ y los vuelos de reconocimiento, incluido el del propio Obama. Decenas de pescadores se quedaron varados en el puerto de Venice y expresaron al presidente su impotencia y su frustración por la tardía respuesta y la falta de coordinación.
El portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs admitió que fue el propio presidente quien insistió en descender hasta Venice, en el delta del Mississippi, para conocer de primera mano la situación y trasladar a los equipos de “respuesta” un mensaje: "Se hará todo lo humanamente posible".
Los pescadores locales, que decidieron organizarse por su cuenta, criticaron abiertamente a la compañía BP, que firmó contratos con más de 200 pescadores para sumarse a las tareas de ’respuesta’ (básicamente proteger la franja costera con barreras flotantes). Muchos de ellos seguían esperando ayer instrucciones para pasar a la acción. Otros decidieron lanzarse a la mar por su cuenta y riesgo.
El Gobierno de Estados Unidos está aumentando la presión sobre el gigante energético con base en Londres, propietario del pozo averiado, para que haga mayores esfuerzos por tapar el flujo de crudo y contenga la creciente mancha. British Petroleum, concesionaria de la plataforma, estima que el pozo marino vierte cada día unos 800.000 litros de petróleo al mar.
Se estima que el costo de la operación y el posible daño que podría causar el derrame sería de miles de millones de dólares.
Sin una solución sencilla a la vista para cerrar un pozo que se encuentra a unos 1,6 kilómetros bajo el mar, varios cientos de barcos y aviones están trabajando para contener la mancha en la superficie.
La Guardia Costera extendió barreras flotantes de contención, las que son ubicadas en el agua y absorben el petróleo, en un esfuerzo por impedir que el crudo contamine la costa. Pero las marejadas interfirieron con esos esfuerzos.
El Gobierno de Obama dijo que no se permitirán nuevas zonas de perforación hasta después de una revisión sobre el derrame.
Fuente: Télam.com.ar