Un equipo forense encontró evidencias de fosas con restos humanos en una zona remota de la provincia peruana selvática de Satipo, que según la prensa local se vincula a colonos asesinados en 1990 en medio de un tiroteo entre miembros de Sendero Luminoso y el Ejército.
Rivasplata señaló que una arqueóloga y un antropólogo social llegaron el martes a la zona selvática donde miembros de la etnia Ashaninka denunciaron que fueron enterrados sus familiares desaparecidos durante la guerra contra el grupo terrorista Sendero Luminoso (1980-2000).
Esa región de Perú forma parte del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una amplia zona selvática entre el centro y sur del país donde grupos remanentes de Sendero Luminoso aún actúan en alianza con el narcotráfico.
"Se ha realizado un trabajo de ubicación y evaluación en dos o tres sitios", dijo Rivasplata, citado por la agencia EFE.
El diario peruano La República mencionó el hallazgo del hueso de una extremidad superior como primera evidencia que asoma en la fosa común ubicada en el centro poblado de Fortaleza (distrito de Pangoa, Satipo).
Allí, según afirman los lugareños, descansan los restos de ocho pobladores asesinados en 1990, luego de un enfrentamiento entre Sendero Luminoso y el Ejército, además de la cabeza de un terrorista ajusticiado por las rondas (autodefensas campesinas).
Esta nueva fosa está en el fundo Batanyacu, y hasta ahí llegaron ayer los forenses para realizar diligencias de ubicación y registro, y luego cumplir con la exhumación.
Los pobladores, testigos y sobrevivientes de aquel enfrentamiento la madrugada del 3 de marzo de 1990, sostienen que en esta fosa enterraron los restos de Edgar Ever Caso (17 años), Lorenza Apolinario Mayta (30, aproximadamente), además de las hermanas Cristina (14) y Serafina (17) Flores Quispe.
Otros cuatro cuerpos corresponderían a colonos que por entonces habrían llegado a la zona para cosechar café, pero que circunstancialmente fueron víctimas del tiroteo. En total, los ocho habrían sido enterrados en medio de la desesperación, ante el temor de una nueva incursión terrorista.
Tanto el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) como organismos civiles han señalado que el grupo terrorista asesinó a unos 6.000 asháninkas durante la guerra que emprendió contra el Estado peruano entre 1980 y 2000.
Durante esos años, los senderistas mantuvieron en condiciones de esclavitud a unos 5.000 asháninkas y desataron una feroz persecución que obligó a desplazarse forzosamente a entre 30 a 40 comunidades de esa etnia.
Fuente: Télam