La carta magna puertorriqueña, aprobada por el Congreso de Washington y en vigor desde el 28 de julio de 1952, se subordina a ese cuerpo, lo que implica además que las decisiones del Tribunal Supremo local puedan ser recurridas ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
La consulta incluye una primera pregunta por sí o no a mantener el presente estatus colonial, mientras en una segunda consulta las opciones son elegir entre anexión, independencia y estado libre asociado soberano, entendido como una unión voluntaria entre iguales.
La isla ya tuvo referendos sobre el tema en 1967, 1993 y 1998, y en ninguna de esas oportunidades se impuso la opción de incorporarse a Estados Unidos como estado número 51, ni, mucho menos, la alternativa independentista.
Casi una rareza respecto de lo que pasa en otros territorios en los que el deseo de autodeterminación es importante, en la isla una parte representativa de la población está a favor de la unión total con Estados Unidos y advierte que una eventual ruptura de lazos generaría aislamiento y crisis socioeconómica.
La última encuesta sobre el estatus, citada por la agencia EFE, reflejó que 51 por ciento de los puertorriqueños es favorable a mantener el statu quo, frente a 39 por ciento que quiere ponerle fin.
Sobre la segunda pregunta, 44 por ciento se declaró a favor de la anexión, 42 por ciento quiere el estado libre asociado soberano y cuatro por ciento, la independencia.
El estatus actual tiene a la isla como territorio no incorporado a Estados Unidos y sus ciudadanos tienen pasaporte propio y no votan en los comicios norteamericanos.
La Comisión Estatal de Elecciones puertorriqueña informó que unos 2,4 millones de electores, de los 3,7 millones de habitantes de la isla, podrán participar de la compulsa.
El gobernador y candidato a la reelección, Luis Fortuño, líder del Partido Nuevo Progresista y fuerte defensor del anexionismo, impulsó el referendo, al que también apoyó el minoritario Partido Independentista Puertorriqueño (PIP).
El Ejecutivo no contó con el apoyo del otro gran partido nacional, el Popular Democrático (PPD), cuyo fundador, Luis Muñoz Marín, fue precursor del estado libre asociado (ELA) y líder de una corriente de opinión que apuesta por mantener el actual estatus como mejor opción posible.
La figura del ELA es singular: los puertorriqueños eligen su gobernador y tienen ciudadanía estadounidense desde 1917, pero no parece haber duda de que constituyen un país bien diferenciado y una cultura nacional distinta, además de tener a la española como lengua, aunque a menudo asediada por los intentos de imponer el inglés. De hecho, los dos son idiomas oficiales.
Ese estatus de ELA representa para muchos una ficción de una situación colonial, al punto de que ya en 1972 el Comité de Descolonización de la ONU reconoció el derecho del pueblo puertorriqueño a la autodeterminación y la independencia.
"¿Está usted de acuerdo con mantener la condición política territorial actual?", es la primera pregunta en la consulta del martes, con las chances sí o no. Luego, independiente de su primera respuesta, "conteste cuál de las siguientes opciones no territoriales usted prefiere": Estadidad, Independencia o Estado Libre Asociado Soberano, cada uno con su respectiva definición.
Fuente: Télam