Unas 6.000 personas murieron por la violencia en estas provincias de mayorí­a musulmana y etnia malaya desde que la insurgencia separatista recrudeció su actividad en enero de 2004.
Los atentados con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos se repiten casi a diario en esta región, a pesar del despliegue de unos 40.000 integrantes de las fuerzas de seguridad y la vigencia del estado de excepción.
Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista y exigen la creación de un Estado islámico que integre las tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexado por Tailandia hace un siglo.
Fuente: Télam