Además, el sábado pasado, el estupor y la bronca se apropiaron de Nueva York luego de que dos policías blancos de la ciudad fueran asesinados a tiros por un hombre negro aparentemente en venganza por aquellos dos casos de afroamericanos baleados por agentes en esa ciudad y en Missouri.
Hoy, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, pidió postergar las protestas raciales y las críticas hacia su persona hasta que se supere la conmoción causada por el doble crimen del sábado.
"Encontraremos la forma de unirnos", afirmó de Blasio en un acto público en una asociación deportiva policial, dos días después de que los agentes Rafael Ramos y Wenjian Liu murieran por los disparos que les hizo Ismaaiyl Brinsley en el distrito de Brooklyn.
Poco después del incidente, Brinsley fue encontrado muerto, aparentemente por mano propia, en una estación de subte cercana en la que se vio acorralado por la policía.
En mensajes colocados en redes sociales, el atacante, de raza negra, dijo que el asesinato de los dos agentes estaba vinculado con la muerte de dos afroamericanos, Eric Garner y Michael Brown, el primero muerto en Nueva York en julio y el segundo en Ferguson, estado de Missouri, en agosto.
Los sindicatos de la policía de Nueva York han criticado en duros términos al alcalde de Blasio al sentir que no respaldaba lo suficiente a los agentes, especialmente a raíz de las críticas veladas que lanzó por el caso de Garner.
Hoy, dijo De Blasio, la "única preocupación" debe ser prestar apoyo a las familias de los dos agentes asesinados. "Las críticas políticas y las protestas pueden ser para otro día", añadió.
Las muertes de Garner y Brown a manos de policías blancos que les dispararon pese a que estaban desarmados generaron numerosas protestas en Estados Unidos, especialmente después de que sendos jurados populares decidieran no procesarlos penalmente por considerar que actuaron en defensa propia.
Hoy, en una decisión similar, un fiscal del Distrito del Condado de Milwaukee anunció que no presentará cargos contra el ex policía blanco Christopher Manney por haber matado de 14 tiros a un hombre negro en abril pasado.
El fiscal, John Chisholm, indicó que el entonces policía -despedido del cuerpo el pasado octubre no por el tiroteo, sino por incumplir las reglas del departamento policial- actuó en defensa propia cuando disparó contra Dontre Hamilton, informó la agencia de noticias EFE.
"Esto fue un incidente trágico para la familia Hamilton y la comunidad", afirmó Chisholm.
"Pero, según todas las pruebas y análisis presentados en este informe, he llegado a la conclusión de que el uso de la fuerza del agente Manney en este incidente fue en defensa propia justificada", explicó el fiscal.
En función de esa versión de los hechos, Chisholm no vio un argumento "razonable" con el que "acusar al agente Manney de un crimen".
La familia de Hamilton ha pedido en varias ocasiones que se formulen cargos con el agente, al igual que han exigido las manifestaciones que han tenido lugar en Milwaukee en protesta por la actuación del agente.
Manney disparó 14 veces contra Hamilton, de 31 años, el pasado 30 de abril, durante un suceso que empezó cuando empleados de una cafetería llamaron a la policía quejándose de que la víctima dormía en un parque del centro de la ciudad.
Un par de agentes comprobaron sobre el terreno los hechos y concluyeron que Hamilton no suponía ninguna amenaza, según una investigación interna de la Policía.
De acuerdo con la indagación policial, Manney no tuvo constancia de la intervención de sus compañeros, acudió al parque y empezó a cachear a Hamilton, quien se revolvió y le arrebató la porra para golpearle en el cuello.
Finalmente, Manney propinó catorce disparos a Hamilton en cuestión de tres o cuatro segundos, según el informe del fiscal.
Días después del tiroteo, la policía alegó que el fallecido sufría problemas mentales, mientras su familia afirmó que recibía tratamiento por esquizofrenia, pero no era violento.
La familia había pedido a la policía que impartiera entrenamiento a los agentes para afrontar situaciones de personas con problemas psiquiátricos, aunque Manney no recibió curso alguno.
La muerte de Hamilton y, sobre todo, la decisión de no procesar a Manney, amenaza perpetuar las tensiones raciales desatadas en Estados Unidos tras los casos de Garner y Brown.
El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha admitido que esos casos representan un "problema nacional" y ha reafirmado su compromiso con el mejoramiento de la relación entre la policía y las minorías del país.
Ayer, Obama condenó desde Hawaii, donde está de vacaciones por Navidad, el asesinato de los dos policías de Nueva York.
Fuente: Télam