Nacida en 1960 en una humilde familia polaca de sobrevivientes del Holocausto que se estableció en Kfar Saba, cerca de Tel Aviv, Yajimovich es una respetada ex periodista.
Hace apenas ocho años cambió su influyente programa televisivo de entrevistas por la política, convencida de la necesidad de remozar y rejuvenecer al histórico Partido Laborista.
Inteligente, feminista y batalladora, fue escalando en la lista electoral (novena en 2006, cuarta en 2009) hasta hacerse en las primarias de 2011 con el liderazgo del partido, fracturado por la deserción de su hasta entonces dirigente, Ehud Barak.
Se convertía así en la segunda mujer, tras la ex primer ministro Golda Meir, en presidir el partido que monopolizó el poder durante las tres primeras décadas de vida del país fundado en 1948.
En su haber como diputada figuran leyes importantes para los trabajadores, como la protección de los empleados que revelan prácticas de corrupción, la prolongación de la licencia por maternidad, la introducción de transparencia en las actividades de los grupos de presión y hasta la incorporación de los modestos derechos a sentarse o ir al baño en horario laboral.
Una convicción forjada a lo largo de su exitosa carrera en prensa, radio y televisión, en la que se distinguió por sus denuncias de abusos empresariales y de los excesos de las privatizaciones y la desregulación.
En cuanto a política previsional, Yajimovich afirmó que el laborismo es la "única fuerza que tiene en su programa medidas concretas y referidas exclusivamente" a los jubilados.
"Si estamos en el gobierno, actuaremos para subir el porcentaje de la jubilación en un 20% en relación al sueldo medio", afirmó recientemente en una entrevista con la edición digital del diario español El Mundo.
Yajimovich logró revivir al partido de David Ben Gurion, que estaba en estado casi crítico tras la sorprendente escisión del sector de Barak.
Más allá de atraer a los jóvenes de la protesta social del verano de 2011 al histórico partido, la ex periodista tomó dos decisiones muy controvertidas.
En primer lugar, dejó en un segundo plano la temática del conflicto con los palestinos, y la principal bandera laborista dio paso a la cuestión que más le interesa a esta hija de una profesora: la lucha social.
Consultada sobre la cuestión palestina, la jefa del laborismo dijo que apoya "sin reservas la solución de dos Estados", es decir la creación de un Estado palestino que conviva en paz con Israel y a su lado, la fórmula de paz que apoya la abrumadora mayoría de la comunidad internacional.
La laborista aclaró que, para el laborismo, ese Estado palestino debe tener las fronteras anteriores a la ocupación israelí iniciada en 1967, pero debería dejar afuera las principales colonias judías de Cisjordania, que Israel debería retener en su poder.
La segunda medida fue acercarse al centro y tratar de captar electores del Likud decepcionados con la lista derechista conjunta que Netanyahu formó con el partido de su polémico ex canciller, el ultranacionalista Avigdor Lieberman.
Esa estrategia no tuvo mucho éxito, por lo que fue castigada por la izquierda en los sondeos.
"El partido laborista formará el gobierno o estará en la oposición. No seremos parte de un gobierno derechista", aseguró recientemente Yajimovich dirigiéndose a la centroizquierda israelí.
Las encuestas le dan el segundo puesto al laborismo (entre 17 y 20 escaños), aunque con la mitad de los votos pronosticados para la lista del derechista Netanyahu.
Fuente: Télam
