Los rebeldes maoístas, una insurgencia activa desde 1967, reivindicaron el ataque. El jefe de la Policía de Bengala Occidental, Bhupinder Singh, confirmó que el atentado es responsabilidad de la guerrilla maoísta, según el diario español El País.
Las autoridades temen que el número de víctimas se incremente, puesto que los servicios de emergencia locales continúan trabajando en el rescate de las numerosas personas atrapadas entre los hierros de la estructura de los vagones.
"Hasta ahora tenemos información de que 65 cadáveres fueron recuperados. Podría haber más", señaló Samar Gosh, responsable de Interior en el estado de Bengala Occidental, en declaraciones a la cadena de televisión NDTV.
Los hechos ocurrieron a la 1.30 hora local, cuando el tren Gyaneshwari Super Deluxe Express, que viajaba entre Bombay y Calcuta en el Estado de Bengala Occidental, descarriló en las inmediaciones de la estación de Sardiya.
Aunque la ministra india de Ferrocarriles, Mamata Banerjee, indicó en un primer momento que se había oído una explosión, la Policía señaló posteriormente que el descarrilamiento también pudo estar provocado por otras formas de sabotaje.
Banerjee anunció de camino al lugar de la explosión una ayuda económica de 500.000 rupias (unos 8.700 euros) para las familias de cada uno de los fallecidos. Para los heridos, informó la ministra, la indemnización será de una quinta parte.
El Comité contra las Atrocidades de la Policía (PCPA, por sus siglas en inglés), que cuenta con el respaldo de los maoístas, reivindicó el atentado.
Este ataque incrementa la presión sobre el Gobierno, que pretende atraer a los militares para hacer frente a la insurgencia maoísta, que se extendió en gran parte de las franjas rurales del este y centro de la India, la democracia con mayor población del planeta y oficialmente un Estado laico.
Los maoístas aumentaron los ataques este año. En abril, 76 policías murieron en una emboscada. El primer ministro, Manmohan Singh, describió esta insurgencia como el mayor desafío en la seguridad interior de la India.
En 2009, se registraron más de 1.000 ataques y alrededor de 600 personas murieron en ellos. Los maoístas regularmente atacan las líneas de ferrocarril y las fábricas, con el objetivo de paralizar la actividad económica.
Los maoístas comenzaron su lucha en 1967. Una revuelta de campesinos, armados con arcos y flechas y algunos con fusiles robados, se enfrentaron con las autoridades por sus derechos.
Desde entonces, los campesinos rebeldes aumentaron como una insurgencia organizada y armada, que poseen lanzadores de cohetes y explosivos sofisticados.
Bengala Occidental es uno de los estados indios con más presencia de la guerrilla maoísta, que lucha por imponer en el país una revolución marxista de corte agrario y comete constantes atentados contra las fuerzas de seguridad y sabotajes contra las líneas de comunicación.
Las fuerzas policiales locales, con sus viejas armas y escasos dispositivos de combate, son incapaces de frenar la rebelión.
Los expertos estiman que hay unos 20.000 combatientes, entre los que se incluyen unos 8.000 de un perfil muy agresivo y violento con el objetivo de derrocar al Gobierno indio.
Las autoridades calculan que los maoístas ejercen diversos grados de influencia en más de una cuarta parte de las 600 regiones indias.
El pasado mes de abril, Kanu Sanyal, fundador e ideólogo de la guerrilla maoísta de India, fue encontrado ahorcado en su casa, cerca de Siliguri, en Bengala Occidental, al noreste de India.
La policía abrió una investigación para conocer si se trató realmente de un suicidio.
Fuente: Télam.com.ar