El gobierno cubano actúa, sin embargo, pausadamente, con una prudencia marcada tanto por la magnitud de la tarea como por los obstáculos internos a superar.
Pero también por la persistencia de medio siglo de un bloqueo con el que Estados Unidos intenta, ahora más que nunca, retrotraer a Cuba a la dependencia al capitalismo -en crisis en los países más desarrollados- aunque sea de partido único, como en China.
Lo primero que se puso en marcha es una reducción fuerte pero gradual de la mano de obra estatal, que ya más que duplicó los 350.000 cuentapropistas que había en la isla hace un año y medio, con el objetivo de desprenderse hasta el 2015 del 40 por ciento de sus trabajadores, según contó en México uno de sus mayores intelectuales, Fernando Martínez Heredia, al presentar en marzo el libro "Nuestro deber es luchar".
"Claro -precisó- sin que nadie quede desamparado", ya que con los impuestos que pagarán los cuentapropistas por su actividad privada, donde tendrán mayores ingresos, aportarán a la seguridad social hasta ahora sólo solventada por el Estado.
"Entregar el socialismo es ir de la austeridad con independencia a la austeridad dependiente. De la escasez con esperanzas a la escasez desesperada, como en Europa del Este", afirma por su parte el sociólogo Aurelio Alonso, destacado intelectual que junto a Martínez Heredia creó la revista "Pensamiento Crítico" (1967-1971), clausurada cuando Cuba se integró al bloque soviético.
Cuba, donde se vive un envejecimiento poblacional y migración del campo hacia las ciudades, fenómenos típicos de países más desarrollados, importa el 70 por ciento de los alimentos que consume: "Un 20 por ciento más que en 1958, pero con el agravante que un 25 por ciento de la tierra agraria hoy es improductiva", precisa el también politólogo Alonso.
Por eso, la otra gran reforma que se inició en la isla es la entrega de tierras en usufructo (no en propiedad), que ya permitió que 150.000 campesinos individuales o cooperativistas labren ahora casi 1,4 millones de hectáreas, con apoyo crediticio, tecnológico, y con ventas directas al público, sin pasar por el Estado.
Alonso también señala que "el camino no debe ser el rescate del socialismo soviético" sino que "hay que reinventar el socialismo del siglo XXI", aunque en Cuba suponga avanzar en dirección contraria a otros países de América Latina, que buscan recuperar el papel del Estado en la economía y en el control de sus recursos estratégicos.
Pero una de las reformas más esperadas, que se anunció y entrará en vigor a partir de enero del 2013, es la migratoria, que liberaliza en gran medida y abarata entre 350 y 550 dólares el costo de los trámites para viajes al exterior de los cubanos, además de facilitar la recepción de emigrados ilegales.
La nueva ley de migración elimina el permiso de salida y las llamadas cartas de invitación, dos de los obstáculos existentes hasta ahora, y autoriza la permanencia en el exterior a los cubanos por 24 meses, prorrogables sin costo por otros dos años, sin romper vínculos con la isla, y autoriza el viaje de menores.
También se deroga a partir de enero, no retroactivamente, la estatización de los bienes de eventuales emigrados ilegales.
El reconocido escritor cubano Leonardo Padura, sintetiza el espíritu de las reformas en curso al decir que "los ciudadanos empiezan a tener conciencia de su papel en la sociedad, y uno de esos papeles es mantener al Estado" y no sólo ser mantenido por el Estado, incluso con "gratuidades indebidas" como el transporte y los teléfonos públicos o el acceso a los estadios de béisbol.
Las reformas, en este caso políticas, también reducen la extensión de todos los mandatos y de todos los funcionarios a un máximo de 10 años, apuntando a acelerar el recambio generacional.
También se reorganiza el aparato estatal, al reducir, integrar o eliminar ministerios, como el del Azúcar y los de la Industria Ligera y el Sidero-Mecánica, y crea el de Industrias. También introduce un sistema de pago por resultados en la administración pública y elimina los límites salariales.
Autoriza la compra-venta de inmuebles y automóviles, y libera la venta de celulares, computadoras, reproductores de DVD, microondas y otros electrodomésticos, y está anunciada para el futuro la eliminación de las dos monedas.
Pero también surgen otras demandas de reformas, como la que expresa Padura.
"El Período Especial (tras la caída de la URSS) fue un mazazo para el periodismo en Cuba. Si esa época provocó que los espacios de libertad para la creación artística crecieran, la literatura, el teatro, las artes plásticas, el cine...para el periodismo fue una entrada en la caverna y de la caverna no ha salido", sostiene.
Por eso, concluye, "tiene que haber una prensa que pertenezca a la sociedad".
Fuente: Télam