La coalición liderada por Alexis Tsipras incluye a un variopinto conjunto de fuerzas entre ellas la Izquierda Innovadora Comunista Ecologista, el Movimiento por la Unidad de Acción de la Izquierda y Synaspismos, todos salidos del tronco común del antiguo Partido Comunista griego (KKE), que se presenta a los comicios en forma separada.
También confluyen en Syriza el Movimiento Democrático Social, cuyo origen fue el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) del ex primer ministro Andreas Papandreu; la Izquierda de los Trabajadores Internacionalista y la Organización Socialista Internacionalista, ambas trotkistas; la Organización Comunista de Grecia, de sesgo maoísta; los Ecosocialistas de Grecia y los independientes de Kokkino.
A las puertas de un posible triunfo en las urnas, que trastocaría la realidad del país y cuyos ecos llegarían más allá de sus fronteras, Syriza se planta ante un gran desafío: rescatar a Grecia de su laberinto
Manolis Glezos, una leyenda de la izquierda griega y héroe nacional en la lucha contra la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial, con sus 93 años a cuestas tiene un papel activo en Syriza, a la cabeza de la formación Ciudadanos Activos.
La entrada a la cancha grande de la política griega de esta coalición de izquierda dura se concretó en las legislativas de 2007, en las que sorprendió a propios y ajenos por el importante aumento de sus votos.
En esa oportunidad alcanzó un inesperado 5,4 por ciento de los sufragios, porcentaje que le significó obtener 14 asientos en el Parlamento.
El gran salto adelante lo dio Syriza en las elecciones legislativas de junio de 2012, en que su representación parlamentaria trepó a 71 diputados, superando el millón y medio de votos.
Claramente, el programa de gobierno que enarbola Syriza quiere modificar de cuajo la realidad económico social de Grecia, desbarrancada desde 2009 durante un anterior gobierno de Nueva Democracia, cuyo primer ministro era Costas Karamanlis y del que Antonis Samaras, hoy premier saliente, integró su gabinete.
Profundizado luego por el PASOK, de Giorgos Papandreu, los sucesivos gobiernos derechistas hicieron estallar la crisis de la deuda soberana del país y anclaron su destino a las imposiciones de la troika que integran el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea.
Hoy, luego de más de cinco años de ajuste salvaje que hundieron a buena parte del país en el desempleo y la pobreza, los sucesivos "rescates" de la troika sólo sirvieron para beneficiar a una minoría en desmedro de la mayoría, y a los acreedores externos, en particular a Alemania, país que motoriza un esfuerzo casi desesperado para que Syriza y su líder Alexis Tsipras no lleguen al gobierno.
El panorama se vuelve difícil para que Berlín consiga torcer la que aparece como voluntad del electorado ¿Cómo levantar el peso de su responsabilidad respecto a planes de ayuda a través de empréstitos, a todas luces impagables, que dieron como resultado que actualmente la deuda pública griega alcance al 177% de su Producto Bruto Interno?
El emporio periodístico fundado por Axel Springer, con los diarios alemanes Bild y Die Welt como ariete periodístico principal, acompañados por el británico Financial Times, realizaron durante el proceso preelectoral una campaña de miedo contra un eventual triunfo de Syriza, a quien consideran una mala noticia para Grecia y para Europa. Es decir, un fantasma que puede pasearse, también, por el viejo continente.
En breve, la renegociación de la duda pública previa auditoría y suspender los pagos hasta que Grecia haya recuperado su economía, mayor presupuesto para el gasto público, aumento del sueldo mínimo y la renacionalización de empresas públicas, son algunos de los puntos clave del programa económico social de la coalición de izquierda.
Propone también subir el impuesto de la renta al 75% para los ingresos que superen el medio millón de euros anuales, la nacionalización de los bancos, incrementar el impuesto a las transacciones financieras, abolir los privilegios fiscales de los que gozan la Iglesia Ortodoxa y los armadores navieros, ambos con especial peso en la política del país.
Además, una fuerte apuesta en materia de Salud y Educación pública, separación de Iglesia y Estado, baja del presupuesto para las Fuerzas Armadas y recuperar los convenios colectivos de trabajo.
En materia de política exterior, la plataforma que Syriza presenta al electorado propone la retirada de las tropas griegas de Afganistán y los Balcanes: "Ningún soldado fuera de las fronteras de Grecia", es la consigna madre.
Otras definiciones de principios refieren al rompimiento de la cooperación militar con Israel, el apoyo a la creación de un Estado Palestino respetando las fronteras de 1967 y la salida de Grecia de la OTAN.
"Hay que terminar con la austeridad", resumió Tsipras en un mitin de campaña durante el pasado fin de semana, en el marco de una precisión táctica de Syriza: adhesión a la Unión Europea y a la zona euro, moneda de la que no piensan apartarse.
A las puertas de un posible triunfo en las urnas, que trastocaría la realidad del país y cuyos ecos llegarían más allá de sus fronteras, Syriza se planta ante un gran desafío: rescatar a Grecia de su laberinto.
Fuente: Télam
