En una era de autopistas por las que el tiempo circula a máxima velocidad aún es posible adentrarse a un desvío en el que el vértigo se ha paralizado y el tráfico irreverente se ha convertido en un remanso solemne.
La Ruta del Adobe se ubica en el departamento Tinogasta, al oeste de Catamarca, provincia de tradiciones y acervo cultural.
Es un trayecto de 55 kilómetros por poblados y sitios que llegan a superar los 300 años de existencia a la vera del progreso.
El Puesto y El Oratorio de los Orquera
La ciudad de Tinogasta se encuentra a 300 kilómetros de San Fernando del Valle viajando por la ruta nacional 38 hasta Chumbicha y luego por la ruta nacional 60.
En pocos minutos se arriba a El Puesto, uno de los primeros poblados de la zona que tuvo su auge en los siglos XVII y XVIII, cuando concentraba el engorde de ganado y el comercio de las mulas que se usaban en la travesía al Alto Perú. Al caminar por la calle principal se aprecian las casas de estilo colonial y asoman desde los patios los lagares de cuero para preparar el vino patero. Los 400 habitantes de El Puesto tienen sus raíces en las primeras familias que se asentaron a comienzos del siglo XVIII.
Al final de la calle yace el Oratorio de los Orquera, antigua capilla privada terminada en 1745 que sigue siendo el destino de las procesiones por la Festividad del Rosario. Tiene la forma de una nave única bajo un techo de vigas curvadas de algarrobo, y una torre circular con peldaños excavados en el barro dibujando un ascenso helicoidal. En la iglesia sobrevive un óleo de la Virgen amamantando al Niño, una imagen muy singular del imaginario religioso argentino. El Oratorio conserva algunas reliquias invaluables como una imagen de la Virgen procedente de Chuquisaca (Bolivia).
Iglesia de Nuestra Señora de Ancollo
La Ruta del Adobe continúa algunos kilómetros hasta La Falda. Esta zona inhóspita sorprende al presentar en un recodo del río a la Iglesia de Andacollo de insólito estilo neoclásico, y construida en el año 1833 íntegramente en adobe, con algunas molduras talladas en una mezcla de cemento y cal. A comienzos del siglos XX se concluyó la estructura que cierra el frontispicio. Su restauración es el próximo avance para evitar el deterioro constante que genera el vigor del clima y los vientos zondas.
Capilla y Residencia del Mayorazgo en Anillaco
En el pueblito del Anillaco (homónimo al riojano), luego de cruzar un bosque de algarrobos, se arriba a la cabecera de la merced de 100 leguas entregada por sus méritos al capitán Juan Gregorio Bazán de Pedraza. La Residencia y Mayorazgo del Anillaco fue uno de los asentamientos agro-granaderos y comerciales más importantes de la región.
El conjunto, residencial, agropecuario y religioso, fue terminado entre 1712 y 1714. En aquella época tuvo un papel relevante por su ubicación estratégica en una región asolada por las guerras calchaquíes. Hoy aún asombran los restos de la edificación con estilo andaluz, dispuesta en forma de herradura y prolongada en un patio cerrado con entrada para carruajes.
La Iglesia de Anillaco, capilla que data de 1712, fue declarada Monumento Histórico Provincial, y es considerada la más antigua de Catamarca. Rescatada en el proyecto de la Ruta del Adobe, presenta paredes de hasta un metro de espesor y un altar trabajado en torta de barro. En el interior es posible apreciar un retablo levantado en barro de una plasticidad y originalidad notables. Luego la propiedad fue dividida en el Mayorazgo de Fiambalá (1739) y el Mayorazgo de Anillaco que fuera vendido por 300 pesos plata.
Poblado prehipánico de Batungasta
El siguiente hito en el circuito es el yacimiento arqueológico de Batungasta, un Monumento Histórico Nacional situado en la confluencia de la Quebrada de La Troya con el valle de Abaucán, y a sólo unos metros desde la ruta.
Su origen se remonta al periodo de 1471-1536 d.C., época de dominio Inka en la que alcanzó la categoría de Ciudad Administrativa de Primer Rango. Entre 1630 y 1670 el lugar fue escenario del enfrentamiento de los indios Calchaquíes, cruentas guerras que exterminaron al pueblo. Los que quedaron fueron evangelizados por los españoles que remodelaron el asentamiento indígena. Desde el morro se observan las disposiciones de la antigua urbe con su doble Plaza de Armas, edificios, kanchas rectangulares y silos; todas construcciones realizadas con enormes ladrillos de adobe y cimientos de piedra.
Comandancia de Armas de Fiambalá
Dos kilómetros antes de la Villa de Fiambalá se encuentra la Comandancia de Armas de Fiambalá recuperada en 1745, un complejo formidable formado por dos salones principales y otras construcciones que encierran un patio central. Las habitaciones pertenecían a distintas familias promesantes que únicamente se alojaban en las festividades.
En una de las salas se observan dos murales ya deteriorados, un carruaje perteneciente a la actual familia propietaria, Navarro Días, además de monturas, pinturas y tinajas.
La festividad o Fiesta de San Pedro, que se celebra el 29 de junio, tiene como eje a la contigua Iglesia de San Pedro (1770) también Monumento Histórico Nacional y soberbiamente preservada. La iglesia cobija una colección de pinturas cuzqueñas de la virgen y diversos santos, y la imagen de madera tallada y articulada de San Pedro desde el Alto Perú. Para la Fiesta siempre se le cambia la ropa y el calzado dado que el llamado“Santo Caminador”pasea durante la noche por la población protegiendo a sus feudos, y a la mañana siguiente amanece, invariablemente, con los zapatos gastados. También pueden apreciarse decenas de mudas de ropa confeccionadas para el Santo en el último siglo, un archivo fantástico de la evolución de la moda y los usos en la región. El Museo de Sitio del Cuadro de San Pedro exhibe objetos cotidianos de las antiguas familias como candeleros, mates, botellas, recetas, etiquetas de cigarrillos, ladrillos con huellas de animales, llaves, bisagras, etc.
La Comandancia de Armas es el último monumento antes de Fiambalá, población distinguida por sus termas y por poseer las vasijas más grandes y antiguas del país.
La Ruta del Adobe es un circuito cultural fascinante formado por las historias y leyendas de una región pletórica en mística y tradiciones remotas. Próximo a ser declarado de Interés Nacional, este es un sitio enclavado en la geografía minimalista del oeste catamarqueño que resguarda la integración entre el hombre y la tierra, la historia y la tradición, la vida cotidiana y los credos ancestrales, el apogeo del pasado y la agonía del presente.
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