“Las Naciones Unidas son más que una asamblea y una hechura política: ellas son la yema de una conciencia universal. La mejor de sus creaciones y de su inspiración, tal vez sea este llamado por el niño, que es también el desagravio a la madre pobre. Estamos enfermos de muchos errores y de tantas otras culpas. Pero nuestro peor delito se llama abandono de la infancia, descuido de la fuente”
Con estas palabras -reproducidas por Enrique R Capolupo en su obra “Ladrones de Inocencia"- la escritora Gabriela Mistral alertó al mundo sobre una cuestión que, aunque existente desde siempre, no posee todavía suficiente visibilización a raíz de que los gobiernos del mundo no realizan acciones concretas y eficaces sobre el tema, como para que, de una vez por todas, se enfrente, orgánica y enérgicamente, el declamado y aún no solucionado problema de la niñez. Principalmente de la niñez excluida de la riqueza social y, por lo tanto, marginada del bienestar general.
“Día Internacional del Niño”
Hoy, 20 de noviembre, se celebra el“Día Internacional del Niño”, creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, para que las naciones adheridas a la“Convención Internacional del Niño”dedicaran esa fecha para exaltar el amor y la confraternidad con los chicos, intensificar su asistencia y protección y evitar cualquier clase de penurias psíquicas, morales y materiales, simplemente porque los pequeños constituyen el sector más desamparado de la sociedad, al que se debe cuidar y vigorizar porque representa el cimiento y el futuro del mundo.
Mediante ley especial del 16 de noviembre de 1990, la República Argentina incorporó las normas de la Convención a la Constitución Nacional. Por tal razón integran la ley fundamental de la Nación y deben ser incondicionalmente acatadas por autoridades y ciudadanos, sin excepción. Por disposición de la ONU, cada país signatario tiene libertad para determinar cuándo se celebrará el“Día del Niño” En Argentina, se celebra el segundo domingo de agosto. Esa fecha siempre deberá ser para recordar que el mundo entero tiene que cuidar y proteger a los niños, aplicando las normas específicas de la Convención Internacional.
Estadísticas de Terror
{adr}El grito de Mistral fue lanzado en ocasión de la creación de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), en 1946.
Según textuales palabras obrantes en la página oficial que el organismo pose en la web,“desde su fundación, en 1946, UNICEF se dedica a proteger las vidas de los niños del mundo”
“UNICEF, que en sus inicios fue un organismo de socorro para la infancia de la Europa devastada por la guerra, se ha convertido hoy en un importante aliado en las actividades en pro del desarrollo, cuya misión consiste en trabajar en pro de la niñez”
“El organismo de las Naciones Unidas, que opera en 162 países, regiones y territorios inspirándose en las normas y principios de la Convención sobre los Derechos del Niño, tiene como objetivo crear las condiciones necesarias para
que los niños y las niñas puedan vivir existencias felices, saludables y dignas”
A pesar de los años...
A pesar de los años transcurridos, tanto desde la vigencia de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y de la creación de UNICEF, la acción estatal y social resultan insuficientes para cumplir con los objetivos fijados en pro de los más desprotegidos.
El problema de la niñez pobre y desamparada es, en gran parte, atendido por numerosas organizaciones no gubernamentales que, con altruismo y con dedicación, tratan de paliar el sufrimiento de los pequeños carenciados, sin contención social ni familiar.
Sin embargo y según cifras brindadas por Capolupo en la obra precedentemente citada, la situación es desgarradora y requiere urgente y especial dedicación por parte de todos, pero muy especialmente del Estado.
Niños pobres que Mueren
“Desde 1993”-subraya el autor-“UNICEF viene alertando que la mayoría de los pobres del planeta son niños y que la mayoría de los niños son pobres... Cada día mueren en el mundo 34.000 chicos a causa de enfermedades que podrían evitarse, invirtiendo para ello diariamente cinco centavos y medios de dólar por niño”
Capolupo señala más adelante que“uno de cada tres chicos en Argentina nace en un hogar pobre... El treinta y tres por ciento de los bebés nacen anualmente en hogares pobres. El peso de nacer en la pobreza es determinante para convertirse en un marginado... Los estudios demostraron que, aunque se modifiquen las conductas que dañan la salud, la gente pobre se enferma más y muere más rápido que la gente rica, debido a la desnutrición infantil y al estrés de sentirse discriminada y postergada en sus aspiraciones socio-económicas”
Subraya el autor, que“luego de 20 siglos de cristianismo, no se ha logrado revertir la larga odisea sufrida por los niños”
“Estos, en cifras cada vez más numerosas, se enfrentan con una situación y un destino desesperante, ya que no cuentan con armas para modificarlo, pese a que se ha tratado de brindarles marcos legislativos protectores que, en la mayoría de los casos, se han transformado en letra muerta”
Los derrotados de siempre
A pesar de las buenas intenciones -es dable creerlo tratándose de la niñez, aunque sería ingenuo pensar que no existen también los que hacen uso y abuso de promesas, declamaciones retóricas no llevadas a la práctica- de una gran mayoría de políticos, legisladores y magistrados, los niños siempre resultan ser los derrotados.
No es nada nuevo señalar la ya estructural privación de protección y de asistencia a los sectores más carenciados, como así también recordar que los programas gubernamentales resultan magros para atender las necesidades de los que no tienen, especialmente los niños. No alcanzan los alimentos ni los medicamentos. En algunos casos ni siquiera existe acceso a la ayuda médico asistencial.
Una verdadera bofetada
Según el autor citado, un matutino porteño señaló que“en nuestro país mueren diariamente 47 niños menores de cinco años por enfermedades o por causas evitables. Son 17 mil muertes al año, que representan una bofetada a los funcionarios argentinos, algunos de los cuales son corruptos e ineficientes y que, en lugar de servir a la sociedad, dada la gravedad de los problemas sociales de la mayoría de la población y de los niños las mayores víctimas de esta realidad, vienen a los cargos públicos a mejorar considerablemente su economía y a darle a sus familias un confort y una vida que no es corresponde” (La información y la estadística recientemente brindadas corresponden a la edición del día 10 de junio de 1999 del periódico capitalino Página 12).
Por una u otra razón, como se puede apreciar, los niños siempre son los perdedores, a raíz de su total dependencia afectiva y material de los mayores, sean éstos sus padres, otros familiares o los que integran la clase dirigencial.
¿Encarcelar o Proteger?
Los niños también pierden cuando se trata de la aplicación de leyes supuestamente protectoras ante situaciones delictivas, o de conflicto familiar (abandono o abuso)
La legislación penal y familiar argentinas sobre menores - aunque imperfecta y antigua- pretende, verdadera y sinceramente, la asistencia y no el castigo de los más desprotegidos, los que cada vez en mayor cantidad y con creciente velocidad son abandonados, abusados o ingresan al mundo del delito. Y lo que es mucho peor, con alarmante precocidad.
Pero la carencia de estructuras físicas adecuadas y la muchas veces errónea interpretación que realizan algunos magistrados -algunos de los cuales no poseen la suficiente actualización que brinda la obra de una numerosa doctrina especializada al respecto- sobre la letra y el espíritu de las leyes y políticas oficiales protectoras, convierten a éstas en un fracaso que desvirtúa el contenido tuitivo de tales disposiciones legales.
Hasta existen algunos jueces que desconocen que niño -aunque no les guste- es toda persona menor de 18 años y, abusando de su autoridad, tratan a los que tienen 15 o 17 como si fueran mayores, con las lógicas implicancias negativas que ello conlleva para su ayuda, su rehabilitación y su reinserción a la sociedad.
¿Qué hacer con los que delinquen?
Comparto la opinión de los autores que señalan que debe existir un régimen jurídico para los menores que cometen delitos. Pero difiero, diametral y absolutamente, en cómo se aplica dicho régimen en la práctica actual.
No deseo ser mal interpretado. Considero que resulta imposible negar la existencia de menores que cometen delitos -algunos horrendos y con repudiable frialdad- que provocan grave daño y alarma a la sociedad. En consecuencia, es necesaria una política y una legislación que atienda a esa negativa situación.
Pero no se debe tratar y medir al menor que delinque con la misma vara que se aplica al mayor en idéntica situación. Principalmente, cuando se trata de chicos que han comenzado a caminar por el sendero del delito. Y, por lo tanto, las posibilidades de recuperación son infinitamente mayores.
“Estado de abandono”
Coincido con el jurista Daniel D´Antonio, cuando en su obra“El Menor Ante el Delito”, señala que un niño que delinque, es un chico en estado de“abandono”, aunque no esté en situación de“desamparo”
Señala el especialista que un menor abandonado es aquel que“encuentre satisfechas sus necesidades materiales, sus requerimientos de alimentación, vestuario, habitación e instrucción, pero se encuentra abandonado si le es negado el afecto que imperiosamente necesita para su evolución normal... De la misma manera, aquel niño que disfrute de todo el amor prodigado por sus padres, se encontrará abandonado si no se le brindan los recaudos materiales imprescindibles para hacer factible su pleno desarrollo”
Coincido también con aquellos que piensan que la inmensa mayoría de los delitos cometidos son -salvo los casos de enfermedades mentales- producto del estado de abandono, tanto material como moral, que padecen los menores. Y que ese abandono no sólo se refiere a los padres, amigos o familiares, sino principalmente al Estado quien tiene la obligación de brindar la contención social y familiar, cuando éstas no existen. El menor que comete un delito -por cualquier de las razones apuntadas- debe tener una respuesta rápida y legal de la sociedad a través del Estado, porque de lo contrario se caería en el caos y en la anarquía social.
Pero esa respuesta debe ser siempre a favor del niño, brindándosele los elementos que contribuyan a su rehabilitación y a su reinserción a la comunidad. Que no represente un peligro sino una persona imbuida de sentimientos de afecto y de solidaridad.
Si es que el hecho cometido amerita que el menor sea privado de su libertad, que se respeten estrictamente los parámetros nacionales e internacionales que especifican cómo, en dónde y hasta cuándo debe estar un chico detenido.
Sin lugar a dudas que estas condiciones, lejos están de cumplirse en Salta y en el país. La norma no escrita se contradice con la expresamente legislada. No existen lugares de detención de menores con las suficientes condiciones de limpieza, de alimentación, de separación de otros acusados por delitos mayores, por distintas edades, con atención de personal profesional (psicólogos, médicos, psiquiatras, asistentes sociales, etc., debidamente especializados) y, por sobre todo, con la estrecha intervención de magistrados profundamente imbuidos de las modernas doctrinas existentes sobre el régimen penal de menores, que tienden a la rehabilitación, a la tuición y no al castigo.
Con tan sólo un poco más de atención a esta delicada problemática por parte de quiénes tienen la responsabilidad de conducir el país, no tardarán en comprobarse los resultados que, seguramente, siempre serán beneficiosos para el menor que comete un delito y, obviamente para la sociedad que podrá vivir en paz, sin la intranquilidad que significa la posibilidad de ser atacado por un niño que, en lugar de una pistola, tendría que tener un juguete o una revista en la mano.
Dr. Roberto Elio Gareca
Abogado-Ex Juez Penal
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Por: juch... el 10-07-2009 a las 01:20