En la presentación del texto, realizada en la sede del colegio, el director de la Biblioteca Nacional y ex alumno de la institución, Horacio González, sostuvo: "Este libro es una revelación sobre qué pasaba en el colegio unos años después de que muchos lo hubiéramos dejado. Hace pensar cómo se van enhebrando las memorias de toda una generación".
"En mi caso -contó- este colegio tiene una memoria de iniciación, para mí fue ver cómo en la calle Libertad se repetían episodios de la Segunda Guerra Mundial; después la historia argentina, como dueña y maestra de las paradojas, se encargó de entremezclar, conjugar y juntar lo que parecía disperso".
Por eso, expresó el sociólogo, "pienso que este es un hermoso libro de iniciación política, sentimental y sexual; es un libro sobre los grandes ritos de la humanidad, que se repiten en una calle cualquiera de cualquier ciudad; digo ritos porque tienen una lengua que designan una serie de términos y una forma de hablar".
"La iniciación política exige -apuntó- un tipo de clandestinidad particular, pero la iniciación sentimental también tiene clandestinidad, solo que la llamamos sigilo, prudencia, capacidad o incapacidad de decir ciertas palabras: es una iniciación que nos arroja violentamente al mundo".
González apuntó: "Es un libro sobre adolescentes. Adolescentes que quisiéramos no dejar nunca de ser, pero que uno escribe cuando ya se concibe como alguien que es menos que adolescente. En ese sentido, el libro hace un profunda reflexión sobre el colegio, la amistad, la familia".
Y recordó: "Mi compañero de banco, un gran amigo con quien crecimos juntos, me lo volví a encontrar en la Facultad de Filosofía y Letras, donde yo militaba en la izquierda peronista. Nos miramos y no nos saludamos".
"Él estaba a cargo del grupo de la guardia de infantería que entraba a la facultad, yo salía con la cabeza llena de chichones. Fue una mirada triste. Nos miramos comprendiendo algo que no es descifrable: que es lo que la vida iba a ser de nosotros".
En este sentido, indicó, "el libro plantea escenas memorables y plantea la pregunta sobre el modo desconocido del que vamos a reaccionar cuando fuerzas superiores a nuestro cálculo se apoderan de una situación que creíamos muy fácil".
"Tiene un enorme valor no sólo historiográfico sino también en relación a la pregunta de índole ética, gramática y, si fuéramos religiosos, diríamos piadosa; la piedad con nosotros mismos, la piedad con la que se cuentan episodios para los que no estábamos preparados y no por eso son menos válidos. Quizás las cosas más importantes de las vida se hacen cuando no estamos preparados".
Fuente: Télam