Tras las inesperadas declaraciones indagatorias de Nitzcaner primero y Telleldín después, el abogado de este último, Luis Sasso, pidió el apartamiento del juicio de los dos fiscales federales mencionados, Eamon Mullen y José Barbaccia, algo que deberá resolver el Tribunal Oral.
"Los fiscales instruyeron a Nitzcaner para que declare, se insertaron mentiras, se lo indujo para que declare, tengo información de primera línea de que esto fue así", se despachó el reducidor de autos al cerrar la jornada del juicio por el ataque que dejó 85 muertos el 18 de Julio de 1994.
Los dichos de Telleldín fueron el broche final a un día agitado, en el que declararon Ariel Nitzcaner y su mamá, Lidia Paine, quien aludió a una reunión en su casa entre los fiscales y su hijo, donde se habría hablado de una declaración indagatoria.
La anciana, de 69 años, fue pedida como testigo por el defensor de Telleldín, Luis Sasso, quien buscaba preguntarle por este encuentro ocurrido en la casa de San Martín, un día antes de una tercera declaración indagatoria del mecánico en la que perjudicó al reducidor de autos Telleldín.
Pero la idea inicial de apuntar a los fiscales, que en ese encuentro comieron empanadas cocinadas por la mamá de Nitzcaner, terminó jugando en contra de Telleldín.
Es que Nitzcaner hijo, excarcelado de un delito menor por "encubrimiento", y quien siempre guardó silencio, fue al juicio hoy por primera vez en meses y pidió la palabra inmediatamente después que su mamá.
Primero dijo que sólo aclararía puntos oscuros dejados por la mujer sobre esa reunión, como que por ese entonces "confiaba en Mullen y Barbaccia", quienes le prometieron "que no iba a llegar a este juicio, pero aquí estoy."
"Me decían que era mejor que colaborara; yo confié. Ellos vinieron a casa a armar lo que teníamos que decir al otro día, pero todos mis dichos son ciertos", aseguró Nitzcaner sin mucho ánimo de perjudicar a quienes finalmente resolverán su destino en el juicio.
De hecho contó que al día siguiente llegó a los Tribunales para declarar ante el juez federal Juan José Galeano en un automóvil Ford Falcon verde, que le envió a su casa el fiscal Mullen.
Pero el mecánico, que a pedido de Telleldín armó en su taller la camioneta Trafic que después se convirtió en "cochebomba", contestó preguntas y habló por demás. Así reveló un romance con la mujer de Telleldín, Ana Boragni, ante los infructuosos llamados a silencio de su abogado Juan García Diezte.
"Los fiscales querían que yo lo declarara, que tuve relaciones sexuales con Ana Boragni, yo no quería decirlo porque estaba por casarme, tenía novia", reveló el mecánico al que se le llevaron dos camionetas distintas que ensambló en una, la que voló la mutual judía.
Es que para los fiscales que "una mujer sedujera a un hombre para lograr algo era un modus operandi del terrorista y por eso era importante decirlo", recordó que le explicaron.
Este vínculo amoroso también perjudicó a Telleldín, quien en sus declaraciones indagatorias siempre aseguró que casi no conocía a Nitzcaner y que sólo lo llamaba ocasionalmente para trabajos de armado de autos robados.
Hoy a las 18.30, apenas Nitzcaner se fue de la sala y tras escuchar a su abogado Sasso recusar a los dos fiscales en base al "interés personal" que mostraron en el caso, Telleldín pidió hablar.
Enfundado en un traje oscuro, con una nueva y prolija barba candado, el acusado de "partícipe necesario" fue duro con los fiscales y con su ex socio.
"Los fiscales instruyeron a Nitzcaner para que declare, se insertó que le ofrecí un Renault 12 y un Jeep a cambio de que dijera que la Trafic que armó tenía puerta lateral. Es mentira", aseguró en un monólogo que no aceptó preguntas.
Según Telleldín, a Nitzcaner "se lo indujo a que declare, tengo información de primera línea de que fue así, todo lo que dijo es descabellado" remató el "Enano", quien hasta el día de hoy -según sus allegados- ignoraba la relación íntima entre su esposa y este mecánico.
"Me siento complacido", concluyó mirando a los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo antes de volver a su lugar, al fondo de la sala de audiencias del Tribunal del barrio porteño de Retiro.(Télam).-
kp-odm-or