Los nuevos sistemas de pago de haberes a través de tarjetas de débito, así como la proliferación de tarjetas de compra, a raíz de la gran cantidad de comercios que las emiten, según Hernández“han llevado a una creciente industria de la falsificación de las mismas” En este sentido, plantea que no se puede desconocer que hoy la utilización del denominado“dinero plástico”es tanto o más común que el de los cheques, debido“a la merma en los requisitos a cumplir para ser titular de una tarjeta de crédito o de compra y sobre todo a la disminución del monto mínimo de ingresos exigido para su obtención”y“por eso gran parte de la población, incluso de bajo poder adquisitivo, cuenta con estas modernas herramientas de crédito y de comercialización”, argumenta en los fundamentos del proyecto.
“La falsificación, entonces, de los instrumentos en cuestión vulnera todo el sistema jurídico legal establecido en torno a los mismos, generando perjuicios tanto para las entidades financieras, empresas y comercios que las emiten o reciben, cuanto para los propios usurarios, con la consiguiente desacreditación e inseguridad de todo el sistema financiero y crediticio”, sostiene finalmente.