Por ese motivo, Palma decidió escribir un libro que abordase algunos temas no tan conocidos y más locales a partir del Diario del Viaje de Darwin y de otros textos. “Se circunscribe al periodo en que estuvo por el actual territorio argentino. Desde el 24 de julio de 1833 hasta el 10 de junio de 1834 en que a través del estrecho de Magallanes pasó con la tripulación del Beagle al Océano Pacífico rumbo a la región central de Chile. Además entre marzo y abril de 1835 estuvo 20 días en Mendoza procedente desde Chile”, señala Palma que es Doctor en filosofía, magister en Ciencia, Tecnología y Sociedad, y epistemólogo, experto en evolución y filosofía e historia de la biología.
El libro se titula “Darwin en la Argentina” y fue publicado por la editorial de la UNSAM. El trabajo de Palma deja de lado las cuestiones biológicas, paleontológicas y geológicas –centrales en el Diario y objeto de la presencia de Darwin a bordo del Beagle- para analizar apreciaciones y comentarios que hace sobre la figura de Juan Manuel de Rosas y su ejército de gauchos e indios; sobre los indios hostiles de La Pampa; consideraciones sobre las costumbres y mentalidad de la población criolla; opiniones y perspectivas sobre el futuro político de la zona; los indios fueguinos y en concreto el episodio de repatriación de los tres indios llevados a Inglaterra por Fitz Roy en su primer viaje y sus comentarios sobre el mate, entre otros temas.
Darwin en la Argentina
En el Diario abundan los relatos sobre la amenaza de los indios, preocupación constante de los gauchos y soldados cuya vida, miserable y peligrosa, impresiona vivamente a Darwin, indica Palma. Y continua: “Sobre los indios tiene una mirada ambigua. Mientras por un lado elogia sus condiciones de jinete y su bravura, por otro lado, señala constantemente sus ‘bárbaras’ costumbres. Similar ambigüedad le despiertan los gauchos, indolentes, siempre dispuestos a las peleas por trivialidades a causa del alcohol y el juego, pero rescata su cortesía y hospitalidad y tiene de ellos una visión romántica, seguramente como resultado de que él mismo era un amante de los caballos y la vida del campo.”
En ocasión de su estada en la Sierra de la Ventana, Darwin relata: “(…) hicimos alto para pasar la noche: en ese momento una desafortunada vaca fue divisada por los ojos de lince de los gauchos, quienes se lanzaron en su persecución, y en pocos minutos la enlazaron y la mataron. Teníamos allí las cuatro cosas necesarias para la vida en el campo: pasto para los caballos, agua (sólo una charca de agua turbia), carne y leña. (...) El silencio fúnebre de la llanura, los perros alerta, y el gitanesco grupo de gauchos haciendo sus camas en torno del fuego, han dejado en mi mente un cuadro imborrable de esta primera noche, que nunca olvidaré”.
La visión que Darwin tiene, tanto de los gauchos como de los habitantes de la ciudad, resulta casi siempre ambigua, comenta el investigador de la UNSAM. “Resalta las bondades de la herencia española, la hospitalidad y aún hace apuestas sobre el futuro venturoso de estas tierras. Pero al mismo tiempo hace, en varios pasajes del Diario una crítica despiadada de los funcionarios y de los políticos y caudillos”, señala Palma.
Darwin viaja dos veces a Malvinas: la primera vez en marzo de 1833, menos de dos meses después de que los ingleses tomaran definitivamente las islas, y la segunda en marzo de 1834 pero en el Diario no hace ninguna referencia precisa a los conflictos políticos.
Por otra parte el libro de Palma describe el encuentro del naturalista inglés con Rosas en agosto de 1833, cuando éste ya es uno de los protagonistas de la vida política argentina, en su campamento a orillas del río Colorado y al mando de un ejército. “Darwin los describe como ‘villanos pseudobandidos’. Rescata sus cualidades y no escatima elogios”, dice Palma.
Sobre Rosas, Darwin escribe en su Diario: “Es un hombre de extraordinario carácter y ejerce una enorme influencia en el país, la cual parece probable usará para la prosperidad y progreso del mismo”. Sin embargo, en la edición de 1845, anota a pie de página: “Esta profecía ha resultado una completa y lastimosa equivocación: 1845”.
“Como quiera que sea el fugaz encuentro con Rosas le sirvió para resolver, durante el tiempo que pasó en el Río de la Plata, algunas situaciones conflictivas con las autoridades y asuntos relacionados con el salvoconducto permanente para poder circular por el país”, destaca el autor del libro.
Por otra parte, el mate, uno de los símbolos emblemáticos del país, no pasó desapercibido para el naturalista inglés. “En un par de ocasiones Darwin cuenta el placer que le proporcionaba, luego de una cabalgata por La Pampa, descansar bebiendo un mate (“maté” en el original) y fumarse un cigarrillo. Su hijo asegura que Darwin contaba repetidamente acerca de esas experiencias en Sudamérica”, relata Palma.
Una teoría revolucionaria
{adr}En términos estrictamente biológicos la teoría del origen y la evolución de Darwin marcaron definitivamente la ciencia biológica hasta la actualidad. “Además ha tenido una profunda repercusión en otras áreas de la ciencia aportando modelos explicativos y metáforas a la sociología, la antropología, la economía, la ética, la sociobiología humana, la epistemología, la psicología y la medicina”, subraya Palma.
“Además, el darwinismo, provocó la revolución antropológica, cultural e ideológica más profunda y amplia derivada de una teoría científica en toda la historia, no solo por la apuesta de inaugurar explicaciones naturalistas que excluyen expedientes sobrenaturales al problema de la diversidad y el origen de la especie humana, sino que esas explicaciones naturalistas son incompatibles con las explicaciones religiosas”, afirma Palma.
De ahí la gran oposición que desde 1859 hasta nuestros días, “emprenden varios grupos religiosos, fundamentalmente protestantes y católicos. Se trata sin dudas de una discusión ideológico política cuyo objetivo es instalar una pseudo- polémica para incidir en la opinión pública y en el sistema educativo”, concluye Palma.
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