El hecho ocurrió a mediados de febrero. Díaz había llegado junto a un grupo de pescadores a una zona cercana a la ciudad de Bella Vista, de donde era oriundo. Para buscarlo, los buzos de la Policía Lacustre se internaron en las aguas del río Salí. Otros recorrieron la zona en canoas. Pero pasaron los días, y el joven no apareció.
El joven es una de las 14 personas que fueron arrastrados por el agua en lo que va del año en la provincia. Pero su caso se distingue del resto:es el único que no fue hallado.
"Hicimos buceo en diferentes sectores. Es una zona del río que tiene remansos y remolinos profundos. Hicimos rastrillajes en canoas, colaboro Defensa Civil de Aguilares y los bomberos voluntarios de Lules", comentó el oficial principal Mario Herrera, jefe de la Policía Lacustre.
En medio de esa búsqueda, los policías tuvieron que participar del rescate de otro joven que había sido arrastrado por la corriente en esa misma zona, cuyo cuerpo fue hallado. "A pesar de que han pasado muchos meses, una vez a la semana volvemos a buscar por todo el cauce. Quizás la Justicia ya lo dio por desaparecido, pero hay un padre esperando por su hijo, y tenemos una obligación moral con él", comentó Herrera.
En las otras 13 ocasiones las personas que fueron halladas sin vida. En todos los casos se trataba de varones, y la mayoría de ellos son jóvenes de entre 18 y 26 años. "Es gente que más o menos está en condiciones de cruzar un río o meterse en sectores más peligrosos. Quizás se confiaron", expresó Herrera.
Un alto porcentaje de las personas que desaparecen en el río son pescadores. "En esas situaciones muchas veces, mientras se divierten y hacen un asado deciden refrescarse en el agua, o tal vez ingresan al río para desenganchar un anzuelo. Por varios motivos pierden la noción del peligro, y mueren de esa manera", agregó el oficial, que rememoró lo difícil que es para ellos vivir momentos tan duros cuando tienen que dar a los familiares la trágica noticia.
Herrera contó un caso particular que los marcó, hace ya un par de años. Estaban buscando a un adolescente de 13 años que se había ahogado en el río Salí, a la altura del puente Lucas Córdoba. El menor había caído en uno de los pozos que se generan en esa zona, producto de la extracción indiscriminada de arena y ripio.
El adolescente llevaba siete días desaparecido, hasta que un oficial lo divisó cerca del basural de Los Vázquez. "Lo vimos sentado. El agua le daba en el pecho y era una zona donde la canoa no podía llegar. El oficial que estaba conmigo hizo un lazo con una cuerda, y consiguió amarrarlo al primer intento, a pesar de que estábamos a unos 17 metros de distancia", relató Herrera.
Los policías comenzaron a tirar con fuerza, pero el cuerpo no cedía. Estaba sujetado tenazmente por la basura y la tierra. A pesar de los esfuerzos, pasaban los minutos pero no lograban recuperarlo. El "Indio", como le dicen al oficial que acompañaba, empezó a hablarle al cuerpo del adolescente. "Vamos m’hijo, que la mamá está en el puente llorando; te está esperando, te quiere velar, vamos", le insistía. De repente, el cuerpo cedió, y pudieron recuperarlo.
Contrariamente a lo que se piensa, en el Dique El Cadillal no hay tantos ahogados por accidente. "Está más cuidado durante el verano, porque está pensado para que la gente lo utilice como balneario. Se hace un boyado y se permite que ingresen hasta cierta profundidad. Y en los meses de mayor afluencia, el Ente de Turismo envía guardavidas universitarios para que colaboren", explicó Herrera, que aclaró que nunca faltan los imprudentes que a pesar de las advertencias se bañan en lugares prohibidos del dique.
El problema se presenta en los ríos de la provincia y en canteras de los ingenios. "Muchos preparan un día de esparcimiento en lugares que no son aptos para bañarse. Los que van a pescar no van a El Cadillal. Buscan otros lugares alejados, y lo usan también de balnearios.
Incluso algunas veces los caminos no son aptos. Cuando nos piden auxilio, nos cuesta llegar", afirmó el jefe de la Lacustre.
El Salí encabeza los ríos donde se producen ahogamientos. Los otros cursos de agua peligrosos son el Marapa, el Medinas, y Los Sosas. "También zonas de El Cadillal utilizadas para la pesca", agregó Herrera.
"A veces no dimensionan el peligro. No hay mayores consejos, simplemente no aventurarse en zonas desconocidas y no aptas para el nado", recomienda el policía. En definitiva, en su territorio el agua es la que manda, y hay que tenerle respeto.
Fuente: LA GACETA ©