Hasta entonces, los vecinos ya habían sacado de la vivienda a los dos únicos testigos de la trágica discusión: un niño discapacitado de siete años y su hermana de 14. "Al parecer la niña intentó impedir el crimen, porque tenía heridas de arma blanca en las dos manos y fue llevada al hospital de Niños", informaron a LA GACETA los policías que trabajaban en el lugar.
Los protagonistas
La mujer fue identificada como Berta Beatriz Añazgo, de 33 años. El hombre era Juan Ávila, de 57. Según los uniformados, el matrimonio vivía desde hacía casi 20 años en esa propiedad. Avila trabajaba en una cortada de ladrillos que funciona a pocos metros de distancia.
Berta y Juan tuvieron cinco hijos. Los tres que no se encontraban en la casa en el momento del crimen (dos varones y una nena discapacitada) habían sido llevados a Buenos Aires por su madre, que los dejó en la casa de unos parientes.
Berta había regresado de ese viaje ayer a la mañana. Por motivos que se ignoraban, el matrimonio mantuvo una violenta discusión entre las 14.30 y las 15.30, que finalizó con la muerte de ambos.
Un cuchillo de carnicero
Los investigadores trataban de establecer en qué orden se produjeron los hechos. Ayer estimaban que Juan atacó a su esposa con un cuchillo de carnicero, produciéndole varias puñaladas en distintas partes de su cuerpo. Al ver a la mujer sin vida, habría tomado la decisión de suicidarse.
Salió de la habitación y su hija ya no estaba. Sólo quedaba el pequeño de siete años sentado en su silla de ruedas. Caminó hacia el patio con el cuchillo en la mano y allí se habría cortado el estómago de par en par. Pese a la gravedad de las heridas que se infligió, el hombre continuaba con vida, por lo que se ahorcó en un árbol ubicado en el patio de la casa.
Debajo de sus pies, que colgaban en el aire, había dejado caer el arma homicida. "El cuchillo estaba lleno de sangre y tenía una hoja de acero de 25 centímetros de largo", precisó la Policía.
Buscan a los parientes
Además del personal de la Regional Norte -dirigido por los comisarios Juan Salcedo y Mario Rojas- y de la Policía Científica, trabajó en el lugar el prosecretario de la Fiscalía de Instrucción de la IV° Nominación, Rodrigo Martearena.
Ayer, todos ellos trataban de contactarse con algún pariente de la familia, ya que nadie se había acercado a preguntar por las víctimas. La mayor preocupación era el futuro de los cinco hijos del matrimonio muerto, ya que todos son menores de edad. Ni siquiera habían podido establecer a cargo de quién estaban los tres chicos que quedaron en Buenos Aires.
Fuente | lagaceta.com.ar