La denuncia la realizó Ernesto Ponce, quien dio parte a las autoridades policiales para que investiguen la destrucción de la tumba de un familiar al que le falta casi la totalidad de los huesos.
Sin embargo, no sólo la tumba del familiar de Ponce fue profanada, sino también la última morada de otras personas fallecidas.
Si bien aún no se sabe por qué se produce este tipo de daño y para qué utilizan los restos humanos, algunos afectados por esta situación sospechan que personas inescrupulosas acceden a los pedidos de estudiantes de Medicina para extraer esqueletos del cementerio local.
Sin embargo, no se descarta que pudieran utilizarse para prácticas exotéricas, por lo que solicitaron vigilancia en el cementerio municipal, a fin de evitar estos hechos lamentables para los deudos.
Una situación similar fue publicada por EL LIBERAL en febrero de 2008, oportunidad en la que se denunció el hallazgo de siete tumbas destruidas que evidenciaban su antigüedad y algunas despedían un fuerte olor.
Si bien las autoridades habían descartado en ese momento una profanación de tumbas, luego reconocieron que durante un operativo de limpieza en el camposanto, los empleados municipales habían encontrado una bolsa con placas, cruces y otros elementos, aparentemente acopiados para ser vendidos en el mercado negro.
Los familiares de los fallecidos aseguraron que jóvenes utilizan el cementerio como lugar para consumir bebidas alcohólicas y sustancias tóxicas, por lo que bajo sus efectos, provocan destrozos y robos en las tumbas.
Fuente: El Liberal