Con ese testimonio, sumado a las declaraciones de los cuatro policías detenidos, la Justicia dio por finalizada la investigación del hecho. Sin embargo, el secreto de sumario se mantendrá hasta hoy a la tarde, cuando recién se darán a conocer más detalles del caso.
El video de las torturas, que dio la vuelta al mundo, fue publicado por LA GACETA el martes. Sin embargo, luego se conoció que las imágenes habían sido tomadas el sábado 20 de septiembre a la mañana, en un galpón de la avenida Siria al 2.500. En la filmación, que dura un minuto y medio, puede observarse a un policía que toma de los pelos a un joven esposado y le golpea la cara contra el piso. Además, el uniformado lo humilla pidiéndole que imite los sonidos de diferentes animales. La escena es registrada en un teléfono celular por otro supuesto policía, quien en ningún momento intenta frenar la agresión que lleva adelante su compañero.
Dos policías pertenecientes al Sistema de Emergencias 911 fueron aprehendidos el miércoles, sospechados de haber protagonizado la tortura. Pese a que ambos negaron las acusaciones en su contra, el juez de Instrucción de la IV° Nominación, Víctor Manuel Pérez, ordenó que permanecieran detenidos. A ellos se les sumaron después dos policías de la seccional 5ª, que serían quienes firmaron el acta de la aprehensión de G.A. (también conocido por su apodo: “El Amarillo”) y lo trasladaron desde el galpón de avenida Siria hacia la comisaría.
Un presunto de robo
Lo que sostienen los investigadores es que, la mañana del 30 septiembre, el propietario del galpón llamó a la Policía porque había un supuesto ladrón en el lugar. En ese momento habrían llegado los dos policías del 911, quienes esposaron a “El Amarillo” y lo agredieron. Luego habrían llegado también los dos uniformados de la seccional 5ª, que lo llevaron a la comisaría.
Valeria, una hermana de G.A., le contó a este diario que esa mañana se presentaron en su casa tres policías de la seccional 5ª. Los uniformados -según dijo la mujer- tenían en el móvil a su hermano y le pidieron ropa para llevarlo a la comisaría como detenido. De acuerdo con su relato, los policías regresaron dos veces más ese día y le exigían que devolviera el dinero que supuestamente había robado su hermano. “Siempre se bajó uno flaquito, tartancho (sic). Me decían que si no les daba la plata iban a venir a reventar la casa y que al otro día lo iban a llevar a la cárcel. Les dije que no vengan a molestar porque él ya no vive aquí”, agregó Valeria.
Fuente: lagaceta.com.ar