La tragedia involucró a una mujer de 41 años y al padre de cinco de sus diez hijos, ex director de una escuela en General Taboada.
El escenario fatídico: una zona montuosa, a la vera de las vías, junto a calle 25 de Mayo, barrio Ampliación Paraíso.
Fiel estampa de historias pasionales y violentas, abundante en tonos grises, a Viviana y Diego (nombres ficticios) parecía unirlos el descontrol y la violencia.
“Con otro”
La investigación sostiene que en la mañana, Diego fue al Juzgado de La Banda, empecinado “en averiguar con quién salía...”
Como muchas otras fugas recíprocas, luego Diego habría citado a Viviana.
El punto de encuentro: el monte, a 300 metros de la casa de la mujer.
Ella tomó un bolsito; puso dos sábanas, un toallón y una botella con agua.
Poco les habría importado el paso de los autos, ya que el deseo era tal que espantaban todo atisbo de sensatez o rubor.
Aplacada la pasión, Diego habría reprochado a Viviana su distanciamiento.
Primero, con sutileza; luego, con ira. La policía presume que fue tal la insistencia que Viviana habría confesado que amaba a un empleado judicial.
Nadie sabe cómo, pero en segundos apareció en la mano de Diego un cuchillo de grandes dimensiones.
Locura
Partió una seguidilla de puñaladas en el cuello, pecho y otras partes del cuerpo, se supo.
Agonizante, quejándose, Viviana fue escuchada por un joven que pasaba por el monte.
Éste salió corriendo y alertó a un patrullero que transitaba a pocas cuadras.
Cuando arribaron los uniformados, Diego sostenía el cuchillo y aguardaba junto a Viviana.
“¡No me dejen, ayudénme. No quiero morirme!”, recuerda un policía que fueron las últimas palabras.
Ante la desesperación de los policías y médicos, la vida se le esfumó de las manos a Viviana.
Después, el juez Ramón Gómez ordenó que la División Criminalística realizara pericias y secuestrara todos los bienes de la pareja.
Media hora después, un funcionario cumplió con el amargo cometido. Dio la noticia a diez hijos preocupados por su madre, y a una esposa, molesta por la ausencia prolongada de su marido.
Ayer, Diego permanecía incomunicado en la Secciona 47, acusado de “homicidio simple”, deslizó un vocero judicial.
Los policías trasladaron el cuerpo de Viviana a la morgue, cuyo personal horas después materializó la autopsia esclarecedora.
A las 11, la abogada Pamela Gadán tomó la representación del detenido.
Éste no pudo articular palabra alguna; se lo notaba quebrado, desolado, al contemplar la realidad derrumbársele por su imposibilidad de frenar su segura caída hacia el precipicio.
Fuente: elliberal.com.ar