“El primer disparo fue de atrás”, aseguró Mirta al referirse al ataque por parte de Marcelo Cascio, el uniformado que actualmente permanece internado en el hospital Diego Alcorta. De acuerdo a la declaración de la mujer, Bravo y Cascio se encontraban reunidos y nada presagiaba lo que pasaría después. Su hermano recibió varios disparos que Cascio habría efectuado con su arma reglamentaria. Según el relato de Salvatierra, con su cargador vacío, el atacante subió a una oficina a buscar el arma de Bravo, con la cual lo remató mientras era asistido por otro compañero de trabajo. “Cuando lo quieren levantar para asistirlo, (Cascio) le pone el arma en la cabeza y lo termina de matar como un perro”, dijo entre lágrimas la mujer.
Siempre según el testimonio de Salvatierra, Cascio habría intentado “subir a buscar a una chica a la que también quería matar”, aunque el uniformado habría decidido atrincherarse ante la tragedia desatada en la dependencia en la cual se desempeñaba como subjefe.
Intachable carrera
En otro orden de cosas, Salvatierra destacó el compromiso de Bravo hacia su trabajo, y aseguró que estaba siempre dispuesto a colaborar en todo lo que estuviera a su alcance. “Él se había preparado para eso, para hacer carrera (…) El legajo es su historia de vida”, aseguró la mujer que en todo momento destacó la honestidad y transparencia del uniformado.
Bravo hacía cinco años que comandaba la División Criminalística. Había egresado de la Escuela de Cadetes Coronel Lorenzo Lugones y había egresado como Licenciado en Criminalística en la Universidad de Buenos Aires. “No tenía descanso, trabajaba las 24 horas”, dijo entre lágrimas Salvatirrra mientras renovaba su reclamo de justicia. elliberal.com.ar
