Todo comenzó ayer a la siesta en el puesto caminero de El Pantanillo de esta Capital, donde personal de la dirección Drogas Peligrosas interceptó un colectivo de pasajeros que había partido desde esta Capital con destino a la ciudad de Andalgalá.
La división Canes revisó el equipaje, y el perro detector marcó una mochila negra, sin remitente.
El juez federal ordenó que no decomisen la mochila, y la dejen seguir viaje hasta que pudieran establecer a quién pertenecía.
El micro continuó y a lo largo de su trayecto, fue controlado en distintos lugares para constatar que la mochila continuaba en la bodega.
Al arribar a la terminal de Andalgalá, policías de civil de la comisaría local, aguardaron que la mochila sea retirada.
Al cabo de algunos minutos la sacaron de la bodega y la dejaron en la ventanilla de la empresa.
Media hora después, un adolescente con uniforme escolar se presentó en la ventanilla y reclamó la mochila.
Apenas se retiró, fue interceptado por los policías, quienes le pidieron que abra la mochila.
Adentro había dos panes de marihuana compactada, que habían colocado junto a un choripán con el propósito de confundir al perro.
El muchacho dijo que le habían pagado para retirar la mochila, y dio la identidad y el lugar donde podían encontrar al supuesto dueño del bulto.
Los policías se trasladaron al lugar junto al estudiante, y detuvieron a un sujeto, que por disposición del juez federal, quedó alojado en la comisaría de Andalgalá junto al menor.