En tanto, entre los testigos convocados por la justicia para la reanudación del juicio figura Catalina Vargas, la mucama del cuñado de García Belsunce, Guillermo Bártoli, otro de los imputados en esta causa.
El relato de la empleada doméstica fue una de las principales piezas que usó el fiscal instructor del caso, Diego Molina Pico, para desbaratar la coartada del viudo Carlos Carrascosa, condenado por el homicidio.
También fueron citados a prestar testimonio los guardias del country Ramón Acosta y Víctor Hugo Contrera, Teresa Castagna y Arturo Benito Campos, que eran empleados domésticos de Sergio Binello, otro vecino del country acusado de haberle pedido al presidente del complejo, Alberto White, que coimeara a los policías que quisieran entrar al predio durante el velatorio de María Marta García Belsunce.
Otros habitués de El Carmel como Jorge García Zavaleta, quien vio jugar al tenis a García Belsunce con su amiga Viviana Binello la tarde del domingo 27 de octubre de 2002, y Delfina Figueroa, novia del joven estudiante de medicina Diego Piazza, tendrán que volver a declarar ante la justicia como testigos.
De todos ellos, quizás el testimonio más comprometedor pueda ser el de Catalina Vargas, la empleada de la casa que en el mismo barrio cerrado tenían Bártoli y la hermana de García Belsunce, Irene Hurtig.
El testimonio de Vargas complicó la situación de Carrascosa en el juicio anterior, dado que la mujer aseguró que sirvió el café a la familia y a sus invitados en la tarde del crimen y, bajo juramento, dijo que a las 18 de aquel domingo se dirigió desde la cocina al living de la casa, pero ya no había nadie.
A esa hora, sin embargo, Carrascosa y Bártoli aseguraron que seguían frente a la televisión mirando un partido de fútbol.
Según los expedientes judiciales, al mediodía García Belsunce y su esposo habían almorzado en casa de los Binello, tras lo cual la mujer fue a jugar un partido de tenis con la anfitriona y Carrascosa fue a la casa de los Bártoli para seguir el partido entre Boca y River, club del cual es simpatizante.
García Belsunce pasó unos minutos por esa casa para saludar a la familia y siguió camino a su chalet para recibir al caer la tarde a su masajista Beatriz Michelini.
Precisamente, la defensa de la masajista había pedido al tribunal hacer uso de la palabra por lo que se espera que esta semana Michelini amplíe su testimonio original.
La nueva ronda de testigos fue dispuesta por los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia, a pedido de la fiscal Laura Zyseskind.
La fiscal había consultado días atrás a cuántas personas podía convocar en el día para declarar como testigos y la jueza Márquez le respondió: "El juicio tiene vida propia".
"El tribunal no puede calcular el tiempo" que demandarán sus exposiciones, acotó la jueza. (Infobae)