Fuentes policiales informaron que el violento episodio se registró anoche en una vivienda ubicada en la calle 43 entre 17 y 18, de la capital bonaerense.
En ese contexto, los delincuentes sorprendieron al dueño de la finca en el preciso momento en que regresaba de pasear al perro de la familia.
Los asaltantes amenazaron con armas de fuego a los miembros de la familia para que les entreguen dinero y diversos objetos de valor.
Sin embargo, uno de los integrantes de la familia, que estaba dentro de un baño y quedó a salvo del asalto, se percató de que algo raro ocurría y llamó a la Policía desde su teléfono celular.
Según publicó en su edición de hoy el matutino platense El Día, la pesadilla para la familia Echeverría comenzó aproximadamente a las 20 del domingo.
Tomás, el dueño del inmueble, había salido a pasear a su perro a la vereda y dio una pequeña vuelta por la cuadra, sin embargo, cuando regresó, pocos minutos más tarde, ya no estaba solo: dos asaltantes, a punta de pistola, lo obligaron a ingresar con ellos al domicilio.
Los ladrones, aparentemente mayores de edad, decidieron subir a la planta alta de la casa, en donde el hombre vive con su esposa y sus dos hijos.
"Escuché que habían entrado y pude llamar a la Policía desde el celular", contó Bernardo Echeverría, de 23 años, hijo de Tomás. Apurados, los delincuentes amenazaron al matrimonio y a una hija para que les dieran el dinero que supuestamente había allí.
No obstante, "no había nada de plata en esa parte de la casa", sostuvo el joven.
Mientras revisaron parte de la casa y constataron que no había dinero, los ladrones decidieron bajar las escaleras y revisar la planta baja de la vivienda, en donde vive la abuela de Bernardo, de 72 años.
Allí se experimentó el momento de mayor tensión, ya que los delincuentes no tuvieron contemplaciones a la hora de hablarle a la jubilada y hasta la tomaron del pelo para forzarla a que les entregara lo que buscaban.
A los cinco minutos del llamado al 911, llegó la Policía al lugar. Cuando arribaron a la calle 43, se dieron cuenta de que los delincuentes todavía seguían dentro de la propiedad. Desde la vereda, los uniformados consiguieron ver a los ladrones, que se habían atrincherado en la casa y todavía tenían a la hija y a la esposa de Tomás privadas de su libertad.
Fue así que abrieron la puerta del garaje y le dieron la voz de alto a los asaltantes. La primera reacción de los delincuentes fue la de intentar escapar por una puerta trasera. "Quisieron forzar una cerradura y después romper el portón, pero no pudieron", precisó Bernardo.
De esa forma los ladrones buscaron una jugada aún más audaz: tomaron de rehenes por unos minutos a las dos mujeres.
Mientras tanto, la Policía insistió con los intentos por capturar a los asaltantes, avanzando cada vez más hacia donde se habían atrincherado, ya en la cocina de la casa.
Con los uniformados cada vez más cerca, los delincuentes intentaron su último recurso: empezaron a los tiros. Y los policías repelieron la agresión.
"Se escucharon alrededor de cinco disparos en total", puntualizó el muchacho, que recién salió del baño cuando pudo ver que los efectivos.
Acorralados, los delincuentes finalmente decidieron entregarse a las autoridades policiales.
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