"Colocamos un amperaje no letal, que envía una descarga por debajo de la línea del dolor y está amparado por la legislación internacional", dijo Federico Piován, titular de Proveeduría Industrial, un negocio que funciona en Aguado 153 de esta ciudad.
El comerciante explicó que "además de la persuasión que el pulso eléctrico representa, dispara una alarma a la que responde un servicio privado de vigilancia que envía de inmediato un patrullero al lugar. (Télam)