La ateroesclerosis puede desarrollase progresivamente 10 ó 15 años antes de una gran complicación, como por ejemplo el accidente cerebrovascular o el infarto cardíaco. Por eso, los especialistas enfatizan que es necesaria la prevención precoz de esta enfermedad.
El estudio clínico, que se presentará este domingo en el Congreso de la Sociedad Argentino de Cardiología, incluyó 700 casos del Programa de Prevención Cardiovascular y del Centro de Hipertensión del Hospital Austral. El objetivo fue realizar mediciones en el sistema arterial de los pacientes, y así detectar la enfermedad vascular de manera temprana.
“Encontramos que pacientes evaluados con las tablas de riesgo clásicas, es decir por factores como la edad, el sexo, la presión arterial y el nivel de colesterol, quedaban clasificados en algunos casos como de bajo riesgo, sin embargo muchos de ellos estaban en realidad ya enfermos y en su mayoría no recibían tratamiento”, dice el Doctor Pedro Forcada, uno de los médicos del Hospital Austral que llevó adelante la investigación.
Espiando las arterias
¿Cómo obtuvieron esos resultados? El “Laboratorio Vascular No Invasivo” dirigido por el Dr. Forcada tiene como meta medir cuatro parámetros para determinar el estado de la estructura y la función del sistema vascular de cada paciente. Ellos son: el espesor interno de la arteria carótida, la composición de las placas ateroescleróticas, la distensibilidad (o “elasticidad”) arterial, y finalmente la capacidad de dilatación de las arterias en el antebrazo.
La muestra en la que se basó el trabajo, que se presentará este domingo en el Congreso Argentino de Cardiología, incluyó a 700 pacientes de una edad promedio de 54 años. El 64 por ciento eran hombres, y el 74 por ciento estaban en tratamiento cardiovascular con drogas antihipertensivas y/o hipolipemiantes. El 14 por ciento eran diabéticos.
Los especialistas observaron que el riesgo y la presión arterial aumentaban con la edad. La presencia de placas o ateromas, sin embargo, fue más alta en el grupo clasificado como de “riesgo cardiovascular moderado a bajo”. En números: un 41,6 por ciento de los pacientes que estaban clasificados como pacientes con riesgo moderado o bajo y presentaban una marcada enfermedad vascular, con al menos 3 de los 4 parámetros estudiados alterados.
“El principal resultado es que la evaluación de la estructura y función arterial permitió detectar que un porcentaje elevado de pacientes tenían enfermedad arterial sin síntomas aun cuando su riesgo clínico era bajo”, destaca Pedro Forcada.
La presión arterial, el tabaquismo, y la edad son algunos factores de riesgo cardiovascular que se miden con diferentes tablas de riesgo clásicas, por ejemplo la escala de Framingham. El problema es que muchas veces el paciente queda clasificado en “riesgo bajo o moderado”, cuando en realidad tiene una enfermedad arterial moderada a severa. Y saber el estado real es clave para realizar el enfoque diagnóstico y terapéutico más adecuado y eficaz para el paciente.
“Encontramos que hay pacientes que supuestamente son de bajo riesgo y en realidad están enfermos y mayormente no están siendo tratados. Y es muy difícil convencerlos”, agrega el experto en detección temprana, y prevención, de la ateroesclerosis.
Mejor prevenir…
El equipo liderado por Forcada, que incluye además los doctores Carlos D´Amico, Javier Guerrieri, Alejandro Hita, Carol Kotliar, Germán Millet, Oscar Montaña, Christian Schulte y Domingo Turri, del Hospital Austral y la Clinica DIM, presentaron una serie preliminar en junio pasado en el Congreso Europeo de Hipertensión (en Milán, Italia).
Allí se pusieron en contacto con”The Artery Group” una asociación internacional para el estudio de la estructura y función vascular con base en Europa, donde comenzó hace más de 10 años la corriente de prevención precoz de la ateroesclerosis. “Vamos a trabajar en cooperación con ellos en nuevos proyectos, y en la Universidad Austral ya dictamos una Maestría en Mecánica Vascular que dura 2 años para capacitar médicos. La idea es que ellos puedan formar sus propios Laboratorios Vasculares y extender esta nueva modalidad diagnóstica en el país”, explica Forcada.
“Es mejor prevenir la enfermedad cuando aún no se han producido las complicaciones. El estudio vascular no invasivo no sólo detecta la enfermedad precozmente, sino que da razones más valederas que los números de un factor de riesgo (la presión, el colesterol, el azúcar en la sangre) para encarar un programa de prevención más eficiente”, señala Forcada.
Para el experto, una función del médico, además de ser quien diagnostica y trata, es la de educador. “Debemos fomentar el trabajo en equipo con el paciente, ya que el tratamiento de las enfermedades crónicas depende en gran parte de lograr un profundo cambio en el mismo, apoyado en razones sólidas y comprendiendo los motivos, y no en esperar el milagro de las pastillas”.
Y concluye: “Cambiar el estilo de vida, comer sano, bajar de peso, hacer ejercicio, dejar de fumar y tomar la medicación necesita una fuerte motivación, en especial cuando es una enfermedad asintomática”.
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