Los resultados de la investigación dirigida por Hagit Messer, publicados en la revista científica Science de mayo, revelan que la lluvia, la nieve y otros cambios atmosféricos provocan alteraciones en las señales que transmiten las redes de telefonía móvil.
Con respecto a la lluvia, las gotas reducen la señal y dependiendo de su tamaño las frecuencias de la señal varían. A partir de las mediciones de estas fluctuaciones, los investigadores pudieron calcular la cantidad de agua caída durante una tormenta con una precisión comparable a los datos suministrados por los servicios metereológicos.
Mediante este método también se podría medir la humedad ambiental, la temperatura del aire, los tipos de precipitación como lluvia, nieve o granizo e incluso el nivel de contaminación.
¿Reemplazarán algún día las compañías de telefonía móvil a los servicios metereológicos? ¿Será un servicio gratuito o una oportunidad para hacer un negocio más?