La Gaceta Oficial informó que desde el 1 de octubre se autorizarán las propiedades de automóviles por compra y venta y por donación entre cubanos, y de los isleños con extranjeros de residencia permanente o tempraria.
Hasta acá, únicamente podían comerciarse comprar y venderse autos de fabricación anterior a 1960.
Estos "carros" o "máquinas", en general de fabricación estadounidense, representaron durante años la imagen clásica de La Habana, en parte gracias al esfuerzo de quienes lograron reemplazos de piezas.
Después, en los 70, los vehículos empezaron a ser importados de la desaparecida Unión Soviética, y las calles se poblaron de los antiguos Ladas.
El presidente Castro había anunciado en abril pasado, durante el Congreso del gobernante Partido Comunista, esta posibilidad entre el conjunto de más de 300 reformas flexibilizadoras que apuntaban a la actualización del socialismo, paquete que incluía también la habilitación de la compra y venta de viviendas.
En cuanto a los autos, la nueva medida también permite que personas autorizadas por el Estado a partir de sus trabajos puedan comprar vehículos nuevos en divisas o en CUC, la moneda convertible cubana que circula paralela al peso cubano tradicional -en general para el turismo- y se cotiza a 25 unidades del mismo.
De cualquier modo, esos compradores solo podrán hacer uso de ese permiso cada cinco años.
"La donación o la compraventa de vehículos de motor por parte de personas naturales cubanas o extranjeras con residencia permanente no requiere de la previa autorización de ninguna entidad", señala el decreto, que viene a enfrentar un histórico disgusto de los cubanos por las limitaciones a las ventas de casas
y autos.
El texto afirma también que "los ciudadanos extranjeros con residencia temporal en el territorio nacional, solo podrán adquirir hasta dos vehículos durante su permanencia en el país".
Además, explica que quienes emigren del país definitivamente podrán vender sus coches o transferirlos hasta cuarto grado de consanguinidad, una disposición que antes no era posible, porque todos debían dejarle sus propiedades al Estado.
Hasta acá, el Estado autorizaba compras, en general a deportistas, médicos, artistas y diplomáticos contratados por el Gobierno o que ofrecían sus servicios en otros países.
Desde el 2008, cuando Raúl Castro reemplazó en la jefatura del Estado a Fidel Castro, el gobierno se enfrascó en una serie de reformas, entre ellas la de achicar el gasto mediante la reducción de personal, favorecer la iniciativa privada, habilitar la compra de teléfonos celulares, electrodomésticos y computadoras y hasta permitir el ingreso de isleños a los hoteles.
Además, en el último año el Estado amplió las ventas a la población de materiales de construcción para aliviar un déficit de más de medio millón de viviendas, aunque este comercio enfrenta escasez de productos y hasta el desvío a mercados ilegales.
En La Habana, la capital y la ciudad más poblada del país, con más de 2 millones de habitantes, operan ya 39 tiendas de venta de esos materiales, consignó la agencia Ansa.
Las construcciones "por esfuerzo propio de la población", fueron autorizadas por el gobierno el año pasado, y al término del mismo año un plan diseñado por las autoridades para esa modalidad se sobrecumplió en casi un 160 por ciento.
Castro también anunció ante la Asamblea Nacional, en agosto, que se prepara una nueva ley migratoria que termine con algunas restricciones vigentes. El actual régimen exige permisos del gobierno para quien quiera viajar al exterior y plazos para su regreso.
Fuente: 26noticias.com.ar