La visita del Oficial de Comercio e Inversiones Charles Longstaff, quien reporta directamente con el Agregado Comercial y el Canciller de ese país en nuestro país, constituye el primer contacto directo entre la representación diplomática y el gobierno provincial en, por lo menos, dos décadas.
Si bien a su arribo Longstaff apenas tenía una idea básica”acerca del perfil productivo de Catamarca, a partir del contacto con las diferentes áreas de Gobierno lleva en carpeta algunas ideas de negocios para establecer la vinculación con potenciales compradores y proveedores de bienes o servicios.
De la reunión también participó la Subsecretaria de Promoción de la Inversión Fabiola Garrot, a cuya área pertenecen las empresas locales con mayor potencial de desarrollo, especialmente las olivícolas, citrícolas y algunas ganaderas.
Como primera aproximación, uno de los mercados que se avizora con posibilidades es el de los vinos boutique, que viene cobrando fuerte impulso en Catamarca.
El diplomático gestiona inversiones de su país en diferentes sectores como por ejemplo obras civiles, minería, servicios en general y financieros, agroalimentos, etc. Por otra parte, Longstaff recordó que Inglaterra es el principal comprador mundial de vinos finos argentinos, y caracterizó a ese mercado consumidor como exigente” Como antecedente, puede mencionarse que una bodega de Tinogasta ya coloca parte de su producción en vinotecas inglesas. Por su parte, Mazzoni -quien este año participó de la exposición London Wine and Fair”intercambió algunas ideas con el representante comercial, respecto de su percepción de negocios en este sector.
El diplomático agregó que las inversiones de su país generalmente son a largo plazo”, y que esta estabilidad está avalada por más de 10 mil millones de dólares de colocados por empresas inglesas en Argentina, desde bancos, industrias de alimentos, servicios financieros, seguros u otros rubros” Asimismo, aludió a que luego de la crisis por la que atravezó nuestro país entre el 2001 y 2002 no se produjo la fuga de las empresas inglesas fuera del país, y como sello de garantía nombró al Banco HSBC, a la alimenticia Cadbury, a Unilever, tradicionales firmas del país europeo.