Según publicó el diario el Cronista, creció 84% el monto de beneficios distribuidos por las compañías hasta sumar $ 5.443 millones frente a los $ 2.960 millones de abril-junio del año pasado.
Este abrupto crecimiento de los dividendos distribuidos obedece a dos factores: la marcada recuperación de la economía local que generó una notable mejora en los resultados de las compañías y la flexibilización de las restricciones que impuso el Banco Central respecto a la política de pago de utilidades.
En particular, el relajamiento en las limitaciones a los bancos y algunas compañías privadas, que desde mediados del año pasado (en plena crisis internacional) habían sido impedidos de distribuir sus ganancias con el objetivo de reforzar sus balances, promover la reinversión de este dinero, y a la vez contribuir a frenar la fuga de capitales.
En el segundo trimestre del año, el porcentaje que se repartió de dividendos en efectivo en relación al total de las utilidades obtenidas llegó al 55,5%, el valor más alto en los últimos cuatro años.
Si bien esto, que significa una buena noticia para quienes lo cobraron, también refleja una menor propensión a reinvertir los beneficios por parte de las firmas.
El alza en el pago de dividendos de las empresas domésticas obedece a la distribución que realizaron compañías como Telecom (no lo hacía desde 2001), Siderar, Banco Santander-Río y BBVA Banco Francés, según un informe del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC).