El Banco Central decidió a comienzos de año a subir las tasas de interés que pagaba por sus letras y notas. A la vez, los bancos también debieron subir las tasas que pagaban por sus plazos fijos. Un segundo impacto de esto no fue sólo la suba del costo del crédito que las entidades tenían disponibles en sus sucursales. También se experimentó un pasaje muy fuerte de los fondos de aquellas familias que se trasladaron de las cajas de ahorro y las cuentas corrientes (donde no recibían remuneración por sus depósitos) a las cuentas de los plazos fijos. Es decir: a los bancos se les encareció su fondeo.
Esto hizo que las tasas de interés se elevaran aún más. No sólo la actividad económica empezó a dar señales de desaceleración; también el consumo, una fuerza central en el crecimiento económico, empezó a hacerlo.
Fuente: diario26.com.ar