Ayer a la 1, Roberto Palacios, un empleado legislativo, salió con su esposa de su casa ubicada en avenida Gobernador del Campo 768, justo frente al parque 9 de Julio. Debían ir a buscar a su hija, que estaba en una fiesta. Cuando volvieron, pasadas las 3, se dieron cuenta de que habían entrado a robarles. Uno de los paneles de la puerta de madera había sido destrozado; luego descubrirían que lo habían golpeado con una pesa de fabricación casera compuesta de un caño y dos tarros rellenos con cemento. "No lo podía creer, Me preguntaba por qué yo. Todo lo que tenemos lo conseguimos con mucho trabajo", le explicó Palacios a LA GACETA. En medio de su desesperación, el hombre comenzó a buscar por sus propios medios pistas de los delincuentes que habían desvalijado su vivienda. No le costó mucho. A poco más de 20 metros de su casa, hacia el oeste, encontró una parte de la pesa que los ladrones habían utilizado como ariete. Siguió caminando y descubrió una camisa; unos metros más adelante una media; cruzó la calle José Hernández y halló un short. El rastro era imperdible. Así llegó hasta la altura del 684 de Gobernador del Campo. Había caminado menos de una cuadra. "Me quedé ahí esperando, mientras llamaba a la Policía", explicó Palacios, contento por lo bien que terminó la odisea.
Mientras Palacios esperaba llegó personal de la seccional 10a, pero no pudieron hacer nada. Luego aparecieron policías del Comando Radioeléctrico y de Patrulla Motorizada, que permanecieron en la zona vigilando. "Fueron varias horas de espera. Yo no quería que los tipos se fueran", recalcó la víctima. Finalmente a las 8 le dieron intervención a personal de Investigaciones, al mando de los comisarios Víctor Zamorano, Luis Pereyra, Humberto Ruezga y Raúl Ferreira. Justo cuando ellos llegaban los ladrones salían despreocupadamente de su casa. Uno de ellos llevaba en las manos dos de los cuchillos de la colección que a Palacios le había costado más de 20 años armar. Al ver a los policías, intentaron escapar, corriendo hacia el fondo de una vivienda vecina. Pero los rodearon y fueron detenidos.
De la casa de Palacios los hombres habían robado tres televisores, un horno a microondas, una máquina de coser, una computadora, una carpa con sus respectivas bolsas de dormir, numerosos cuchillos, relojes y prendas varias de vestir. Nada de esto estaba a la vista en la casa de los acusados. Los policías siguieron buscando y encontraron todo debajo de un enorme montículo de tierra que estaba en el fondo de una casa vecina. Los ladrones habían removido la arena, habían enterrado los objetos y luego de taparlos con una sábana, los sepultaron otra vez. Los investigadores se comunicaron con el fiscal Guillermo Herrera y le comentaron lo sucedido, tras lo cual se ordenó la aprehensión de los tres sospechosos de 25, 20 y 18 años, dos de ellos hermanos. "Para mí estaban drogados. No puede ser que actúen con tanta impunidad, carajo. Viven a 50 metros de mi casa", se quejó Palacios. El hombre afirmó que, dentro de todo, la zona es tranquila. "Claro, parece que el problema no son los delincuentes que vienen de afuera, ahora tenemos que cuidarnos de los vecinos", agregó. Lo único que Palacios podía agradecer era que los ladrones, como Hansel y Gretel, le habían dejado el mejor rastro para recuperar sus pertenencias.
Fuente/ lagaceta.com.ar